
Leyendo una de las últimas entradas del blogde mi amigo Fernando Orgambides (aunque creo que él no sabe que soy un fiel y empedernido lector de su blog ), en la de hoy se refiere a a los dos escultores vascos: Eduardo Chillida yJorge Oteiza. Y me ha traido al recuerdo las esculturas que en mi viajes hace unos años contemplé de Chillida y el Monumento a la Tolerancia de Chillida colocado en Sevilla. Éste lo visito con frecuencia, cada vez q ue voy a la capital de Andalucía y dispongo de algún tiempo libre.
Hace ya unos años leí Carta sobre la tolerancia, el conjunto de cartas que John Locke publicó entre los años 1689 y 1690 con las que desarrollará el concepto de la libertad individual, criticará la intolerancia y la coacción que tanto las sectas religiosas, como el Estado, pue den llevar a cabo en contra del individuo.
He recordado también la reflexión de Antonio Machado:
"Que dos y dos sean necesariamente cuatro, es una opinión que muchos compartimos. Pero si alguien sinceramente piensa otra cosa, que lo diga. Aquí no nos asombramos de nada."
O aquella otra también de don Antonio Machado y que me acompañó durante muchos años en la primera página de mi agenda particular:
"¿Tu verdad?
No, la verdad.
Y ven conmigo a buscarla..."

En el acto de inauguración el autor de la escultura pronunció las siguientes palabras:
No es mi intención dar ningún ejemplo a nadie, pero sería perfecto que algún día en Sevilla el pueblo judío, el árabe y el cristiano volvieran a darse la mano. Eso es precisamente la idea que refleja el monumento. Eduardo Chillida
¡Cuántas dosis de tolerancia necesitamos hoy. En todos los ámbitos: en el civil, en el partidista, en el eclesiástico. En todos los grupos. En estos tiempos de incertidumbres, de oscuridades. Cuando las preguntas son imnumerables y las respuestas escasean!
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