La Voz de Cádiz publica la información: El convento de Santa María continúa cayéndose a pedazos. Así lo atestiguan los técnicos municipales que, en lo que va de año, ya han requerido en dos ocasiones a la Junta de Andalucía que revise la estructura del inmueble. El edificio, que fue cerrado hace ya más de cinco años, se encuentra cada vez más deteriorado y algunas de sus dependencias ya han tenido que ser apuntaladas para evitar posibles derrumbes. Los técnicos de Urbanismo han advertido de la peligrosidad de algunas de las estancias, donde el agua de la lluvia ya ha calado, empeorando aún más la situación y dando lugar a problemas de humedad en los interiores. También se encuentran en un estado deplorable los forjados del inmueble, que siguen desprendiéndose a medida que pasa más tiempo.
El ambicioso proyecto de rehabilitación presentado por la Junta de Andalucía hace ya tres años sigue sin ver la luz, a pesar de haber pasado todos los trámites previos. Parece que el elevado presupuesto se ha convertido hoy, en tiempos de crisis, en un difícil escollo que todavía no ha encontrado solución y todas las partes implicadas en el proyecto guardan silencio sobre el futuro de la actuación. Según se fijó en el proyecto de ejecución, la inversión total es de seis millones de euros, que pagan al 50% entre el Ejecutivo autonómico y las religiosas, de manera que serán algo menos de tres millones lo que tendrá que abonar cada parte.
La historia de esta finca ha estado marcada precisamente por el mal estado de la construcción. El aparejador municipal ya advirtió del peligro de la edificación en el año 1997, cuando se realizó un informe técnico. A consecuencia del mismo, las religiosas que residían en el monasterio tuvieron que abandonarlo y trasladarse al convento de Feduchy, donde siguen hospedadas a la espera de una solución.
En cuanto se produjo la salida de la orden, la Junta firmó un protocolo con el Obispado para hacer la obra y convocó un concurso de arquitectos para elegir el mejor proyecto, que fue escogido en el año 2006. En esta fecha la Administración autonómica adelantó que la rehabilitación del inmueble estaría concluida en 2010, este mismo año, en el que ni siquiera han comenzado los trabajos.
Una de las consecuencias que puede llegar a tener este abandono es la expropiación de la finca, un trámite que debe emprender el Ayuntamiento de Cádiz en caso de que se vea comprometida la seguridad de la zona. La propia alcaldesa, Teófila Martínez, ya ha advertido, en varias ocasiones, de que no va a permitir el abandono, aunque, hasta el momento, no se ha iniciado ningún expediente en esta dirección. De hecho, en noviembre de 2009 ya ordenó una inspección para controlar los daños que se están produciendo en la edificación.
El proyecto, a la espera
Además de la rehabilitación del inmueble, el proyecto contempla la construcción de 27 viviendas y 12 garajes. El arquitecto Francisco Torres, encargado del diseño, incluyó incluso la recuperación de los antiguos miradores que daban nombre a la calle Mirador y que las numerosas reformas que ha sufrido el edificio de las religiosas habían hecho desaparecer progresivamente.
En el interior también está prevista una amplia remodelación. La instalación de claraboyas, lucernarios y cristaleras serán los elementos predominantes para crear un ambiente monacal. Además, el suelo que pierde el monasterio por la construcción de las nuevas viviendas se compensa en la cubierta de la iglesia, de manera que se reordenan recintos y recorridos para el esparcimiento y ocio de las religiosas que residirán en el edificio. La entrada principal está prevista que dé a la calle Mirador
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