La derecha española es una coalición de intereses de poder y de dinero, antes que una plataforma ideológica con un proyecto para España. Y esa coalición de actores políticos, económicos y mediáticos ha decidido echar a Pedro Sánchez para hacerse con el todo el poder y con todo el dinero posible. No han podido hacerlo por las buenas, y lo pretenden hacer por las malas.

Esa es la auténtica explicación para lo que está sucediendo hoy en la política española. Buscan destruir personalmente a Pedro Sánchez para hacerse con el poder y con el dinero. Hasta que no lo tengamos claro, no responderemos como corresponde, en defensa del interés general.

No es la primera vez que ocurre. Esa misma coalición, casi con los mismos apellidos, ya buscó destruir a Pablo Iglesias Posse, a Julián Besteiro, a Indalecio Prieto, a Francisco Largo Caballero, y otras referencias históricas de la izquierda española honesta y reformista. También lo hicieron con Zapatero y con Felipe González, aunque este último se deje ahora adular por quienes le persiguieron con saña cuando gobernaba con la misma voluntad progresista con que ahora lo hace Pedro Sánchez, sin su ayuda, lamentablemente.

El ataque es brutal, feroz, mendaz e inhumano. No combaten sus leyes, su gestión, sus ideas. Porque no pueden. Buscan destruir su reputación moral, con mentiras sobre mentiras, difundidas con dinero tan sucio como sus intenciones. Las acusaciones sobre su familia son patrañas. Las acusaciones sobre la adulteración de elecciones son infundios. Las acusaciones sobre pactos ilegítimos son injurias. Las acusaciones sobre colonización de instituciones son engaños. Las acusaciones sobre vulneraciones en la separación de poderes son mentiras.

Jamás benefició a su familia indebidamente. Jamás intentó siquiera un amaño electoral. Jamás suscribió un acuerdo que no buscara beneficiar al país y que no recibiera el respaldo de su representación parlamentaria. Jamás propuso un nombramiento contra el interés general. Jamás invadió poder democrático ajeno. Nunca han podido probar esto, porque jamás ocurrió.

Se equivocó en unas pocas confianzas, sí. Pocas, pero importantes, sí. Que han hecho daño, a todos, a él también. Esto es algo que ha ocurrido a todos los mandatarios, aquí y fuera de aquí, porque por desgracia nadie es totalmente inmune al engaño y la traición. ¿O no le pasó a Felipe González con los Roldán y los Rubio? ¿O a Aznar y Rajoy con los Rato, los Bárcenas y cientos más? ¿Quizás a ellos no les engañaron? La diferencia es que Sánchez reaccionó con contundencia y celeridad, poniendo distancia con la corrupción desde el primer instante.

Los ataques a Sánchez no vienen solo de las baterías de la política, que podrían ser legítimos si se fundamentaran en la verdad, al menos. El problema que amenaza nuestra democracia es que esos ataques llegan perfectamente orquestados desde otras instancias. Llegan desde medios de comunicación que actúan como sicarios al servicio de quienes les pagan, muchas veces con recursos públicos. Llegan mediante acciones judiciales abusivas emprendidas por organizaciones ultras, antisistema, destructoras de democracia, financiadas incluso desde el Senado. Llegan desde elementos insertados en estructuras sensibles del Estado, que actúan al margen de la moralidad y de la ley. Llegan desde el poder del dinero, que ven en Sánchez un obstáculo para acumular más dinero.

¿Por qué actúan por las malas? Porque por las buenas son incapaces de ganar, ni tan siquiera de competir. Porque saben que en el eje izquierda-derecha 0-10, la mayoría de los españoles se sitúa entre el 1-5 (64,8%), mientras que una minoría se coloca entre el 6-10 (29,4%), según datos del último barómetro del CIS, con más de 4000 entrevistas. Porque en ese mismo estudio, las preferencias de la ciudadanía sobre la presidencia del Gobierno se se sitúan en Pedro Sánchez (43,8%), muy por encima de Feijóo (17%), de Abascal (11%) y de Ayuso (9,2%). Porque con esta realidad, la coalición ultra y odiadora no ganará nunca por las buenas, salvo que cambie hacia donde nunca estuvieron dispuestos a cambiar.

Buscan destruir a Pedro Sánchez porque su proyecto de país es el proyecto de país de la gran mayoría de los españoles. Porque sus ideas son las ideas de la gran mayoría de los españoles. Porque su gestión en materia de justicia social, de igualdad, de modernización, de preservación ambiental, de convivencia territorial, de apuesta por la paz, por el derecho internacional y por el multilateralismo es la gestión que prefiere la gran mayoría de los españoles. Porque, además, se está convirtiendo en una referencia internacional de los mejores valores europeos, la libertad política, la prosperidad económica, los derechos humanos, el bienestar social, la paz.

Quieren destruir a Pedro Sánchez, porque Pedro Sánchez es la mejor baza para el interés de la gran mayoría de los españoles y las españolas. Nuestra mejor ventaja.

Por eso vamos a defenderle, con todas nuestras fuerzas.