domingo, 30 de agosto de 2009

El CASTILLO DE LA VILLA de Cádiz

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Juan Antonio Fierro Cubiella, historiador gaditano, ha trasladado, según informa el Diario de Cádiz, a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía la petición de plantear ante la Unesco la declaración del Castillo de la Villa como Patrimonio de la Humanidad, incluyendo igualmente su recuperación así como la vecina capilla de los Blanco, ubicada sobre el arco del mismo nombre.

"La idea, así fríamente, puede parecer descabellada, pero analizándola detenidamente se ve que es posible ya que existen actuaciones similares que han culminado con la reconstrucción e incluso con la declaración de Patrimonio de la Humanidad, como ocurrió con el casco histórico de Varsovia, destruido durante la Segunda Guerra Mundial", afirma Fierro.

La petición remitida a Cultura viene apoyada por un amplio informe, con un centenar de páginas, en el que, además de aportar datos esenciales sobre el valor histórico del Castillo, recoge numerosos casos de edificios o parte de ellos que han sido reconstruidos en su totalidad y que hoy pasan como elementos históricos de gran valor: desde el Campanille de la plaza de San Marcos hasta la basílica de San Francisco de Asís pasando por la catedral de Dresde o la Fenice de Venecia y el Alcázar de Toledo. Tampoco hay que trasladarse muy lejos. El historiador menciona el campanario de la iglesia de San Agustín, de 1951; la linterna de la Catedral o la segunda torre de San Antonio. Curiosamente no introduce el caso más evidente de retoque histórico: el frente de Puerta de Tierra, declarado Monumento Nacional, derribado casi en su totalidad en los años treinta del pasado siglo y después reconstruido con dos grandes arcos y un torreón más estilizado.

Destaca Juan Antonio Fierro que el Castillo ya se mencionaba en 1500 y que en el mismo pudo estar preso Cristóbal Colón; o su relevancia durante el asalto anglo-holandés de 1596, que obligó a una reconstrucción posterior de la fortificación. Pero la época de mayor esplendor se iniciaría en 1717 cuando se ubicó entre sus muros la Real Academia de Guardias Marina Española, que estuvo allí hasta el año 1769, periodo que coincidió en parte con la presencia del primer Real Observatorio Astronómico de España (1753-1797). Junto a estos periodos históricos tan trascendentes, Fierro menciona el papel del Castillo "como germen original de la ciudad de Cádiz, a partir de la cual se desarrolló".

Todo ello no fue suficiente para que con el comienzo del siglo XIX se iniciase un periodo de abandono que acabaría con su total derribo, iniciado en una primera fase en 1847 y que podría darse por concluido a mediados del siglo XX cuando se eliminó la capilla de los Blanco, muy dañada tras la explosión del 18 de agosto de 1947.

Destaca Fierro que en 1972 se produjo el primer intento de recuperar la ciudad medieval, una vez que fue declarado intramuros como conjunto histórico-artístico con el voto contrario del Ayuntamiento de la época.

La intención era "revalorizar y conservar la alcazaba medieval de Cádiz", mencionando a numerosas fincas de todo el entorno con la posibilidad de efectuar su expropiación. Habría que esperar a marzo de 1979 cuando se informe de la autorización para la realización de excavaciones arqueológicas "en el lugar donde se supone que se encuentra la alcazaba medieval". Gracias a todos estos sondeos se descubrirá en octubre de 1980 el teatro romano de Cádiz, sobre el que se centrará a partir de entonces toda la atención, e inversión, pública.

El extenso informe elaborado por Juan Antonio Fierro incluye también un capítulo centrado en la eficacia de operaciones de restauración e incluso de clonación. El historiador investiga las bondades y defectos de cada una de estas actuaciones siempre aportando ejemplos que refuerzan su trabajo.

Respecto al Castillo de la Villa, apuesta por la recuperación del aspecto exterior en su época de mayor esplendor, que sitúa en el siglo XVIII, siendo Academia de Guardia Marinas y Observatorio Real, aprovechando también la abundancia de documentación que hay de esta etapa del edificio. Para ello sería necesario demoler la guardería, excavar el solar y usar en la recuperada construcción materiales habituales hace ya siglos, como la piedra ostionera.

El nuevo edificio actuaría, según la propuesta de Fierro, como "contenedor de los restos originales que aún perviven, que se integrarían claramente diferenciados en su propio marco". El diseño interior dependería de lo que pudiese localizarse en las labores de excavación, aunque defiende un uso más libre al considerar como esencial la recuperación exterior del castillo.

Reconoce Juan Antonio Fierro que "el que no se conozca la trascendencia que tuvo el Castillo para la ciudad y su importancia a veces ha sido responsabilidad de algunos historiadores que no han sabido comunicarla o difundirla, para que se sepa y sea apreciada. Hoy día, el Castillo de Cádiz en líneas generales es el gran desconocido de la ciudad".

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