martes, 5 de abril de 2016

Córdoba Patrimonio de la Humanidad

Centro Histórico de Córdoba.

El centro histórico de Córdoba es uno de los cascos antiguos más grandes de Europa. En 1984, la Unesco declaró a la Mezquita de Córdoba como Patrimonio de la Humanidad. Más tarde, en 1994, la Unesco expandió ésta denominación a gran parte del casco antiguo.
El centro histórico posee una gran riqueza monumental conservando grandes vestigios de la época romana, árabe y cristiana.
Vista interior patio de las columnas de la mezquita

Mezquita-Catedral de Córdoba.

La Mezquita-Catedral de Córdoba es el primer monumento de todo el Occidente islámico y uno de los más asombrosos del mundo. Resume en su historia arqueológica la evolución completa del estilo omeya en España, es decir, del estilo hispanomusulmán en la época de su mayor apogeo. Su influjo en todo el Occidente arabizado fue capital, y sus soluciones llegaron a ser ley en una vasta provincia del arte.
El edificio actual es producto de una mezquita inicial levantada por el emir Abd al-Rahman I en el 780, sobre una basílica cristiana dedicada a San Vicente y aprovechando gran parte de sus materiales. Consta de once naves con doce tramos perpendiculares al muro del fondo o quibla, en el cual se abría el mihrab, que introducen el elemento constructivo más característico del momento, el doble arco, de herradura el inferior y de medio punto el superior. La falta de recursos obligaron a reutilizar elementos de edificios anteriores, principalmente basas, capiteles y fustes de construcciones romanas y visigodas. Se dio por terminada siete años después. Su hijo Hixem I levantaría el primer Alminar y el patio con la fuente de abluciones.
Patio típico de la calle aceite 8 de Córdoba

Los Patios Cordobeses
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Debido a la climatología seca y calurosa de Córdoba, los habitantes de la ciudad, primero los romanos y más tarde los musulmanes, adaptaron la tipología de casa popular a las necesidades, centrando la vivienda en torno a un patio, que normalmente tenía una fuente en el centro y en muchas ocasiones un pozo que recogía el agua de lluvia. Los musulmanes readaptaron este esquema dando entrada a la vivienda desde la calle a través de un zaguán y colocando vegetación abundante para aumentar la sensación de frescor.
Recorrer los patios durante el día, y disfrutarlos a la caída de la tarde, entre el olor al jazmín y al azahar de los naranjos, la música flamenca y la conversación entre amigos es una experiencia única.

No hay comentarios:

Publicar un comentario