La nómina de febrero ha traído consigo un bocado extra de entre 12 y 30 euros para los que son mileuristas y no tienen hijos. Desde ayer unos 200.000 asalariados gaditanos, prácticamente la mitad de los que hay en la provincia que cobran entre 18.000 y 30.000 euros brutos anuales. Todos ellos notarán en los próximos días esa bajada de sueldo en sus cuentas corrientes. Se trata del efecto de la subida del IRPF que anunció el Gobierno el pasado 30 de diciembre y que servirá para recaudar en torno a 5.000 millones para aliviar el déficit.
Las rentas más altas tendrán que asumir recortes superiores a los 100 euros, pero ésas apenas representan ya el 16% del total en la provincia, unos 70.000, según el último informe Mercado de trabajo y pensiones que publica la Agencia Tributaria. Ya el decreto elaborado por el Ejecutivo de Mariano Rajoy reconoce un aumento progresivo de la retención. Eso supone que el gravamen aumentará un 0,75% las rentas inferiores a 17.707 euros anuales y se encarece hasta un 7% para los sueldos que exceden de los 300.000 euros.
De esta manera, la renta de un contribuyente sin hijos con un sueldo bruto de 30.000 euros al año ascenderá a partir de febrero a unos 1.750 euros mensuales, 23 euros menos al mes respecto al sueldo neto de 2011. Para el ejemplo propuesto, el tipo de retención pasa del 18% al 20%. Sin embargo, si este empleado tuviera dos o tres hijos a cargo se le aplicaría una retención menor (del 16%) y su salario solo bajaría entre 16 y 18 euros al mes.
Esta nueva tabla de retenciones se mantendrá hasta 2014 si no aparecen nuevas fórmulas de recortes en las rentas del trabajo. El problema que es llega justo cuando el consumo vive su peor momento y la reforma laboral hace temer más aún por el empleo, incluso por el que se considera estable.
El sindicato de Técnicos de Hacienda Gestha llegó a calcular que esta subida del impuesto supondrá unos 222 euros de media al año por cada contribuyente, lo que equivale a la compra semanal en el supermercado de una familia o al pago de varios meses del recibo de la luz.
La subida del IRPF no vino sola, está acompañada de la del Impuesto de Bienes e Inmuebles (IBI), que ha cogido a los ayuntamientos por sorpresa y que ya empiezan a revisar para aplicarla. De ella solo se librarán 20 municipios de la provincia, que hicieron su revisión catastral entre los años 2005 y 2007, cuando el mercado tocó techo y aún no había pinchado la burbuja inmobiliaria. Se trata de Algar, Algodonales, Benaocaz, El Bosque, el Gastor, Espera, Prado del Rey, Puerto Serrano, San José del Valle, Setenil de las Bodegas, Torre Alháquime, Villaluenga y Ubrique, en la Sierra gaditana. También se libran Chiclana y Jerez, dos de los más grandes y Conil, Vejer, Chipiona, Castellar y Jimena. Todos los demás subirán hasta el 10% su impuesto municipal.
(Publicado en La Voz de Cádiz)
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