"Si no está bien, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas". MARCO AURELIO
GAZA sigue necesitando ayuda.
Gregorio, voy directo porque es urgente: hace unos días, las lluvias torrenciales en Gaza inundaron miles de tiendas de campaña y refugios improvisados. Edificios ya dañados por los bombardeos terminaron por derrumbarse.
Hay miles de familias afectadas. Y no solo porque hayan perdido lo poco que les protegía del frío y la intemperie. Algunas han perdido a quienes más querían.
Es el caso de Mohammed Nassar y su esposa: sus hijos, Lina y Ghazi, de 18 y 15 años, murieron aplastados cuando el edificio en el que vivían se vino abajo.
La familia había huido dos veces de su casa para escapar de los ataques israelíes. Cuando regresaron, el edificio estaba gravemente dañado, pero seguía siendo su única opción para recuperar algo de protección, intimidad y dignidad. Mohammed tapó ventanas rotas y reforzó lo que pudo ante la llegada de las tormentas.
El 12 de diciembre, mientras él salió a buscar comida, todo colapsó. Al volver, encontró a su esposa gritando frente a los escombros del edificio de cinco plantas donde vivían. Lina y Ghazi estaban juntos en una habitación cuando los pisos superiores cayeron sobre ellos.
“Cuando los encontramos entre los escombros estaban totalmente destrozados. Ninguno de los dos pudo cumplir sus sueños. Todavía no puedo asimilar que hayamos sobrevivido a los bombardeos y después mis hijos hayan muerto aplastados por culpa de la tormenta”, nos dijo Mohammed.
Nada de esto es un accidente. Lina y Ghazi no murieron solo por la lluvia. Murieron por dos años de bombardeos, por la destrucción sistemática de viviendas y por el bloqueo israelí que impide reconstruir viviendas o acceder a refugios seguros.
Sus muertes son parte del genocidio que continúa en Gaza.
Por eso seguimos denunciando, investigando y alzando la voz, para que el mundo no mire hacia otro lado.Gracias por seguir ahí, Gregorio. Incluso cuando el camino está inundado o destruido.
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