viernes, 23 de marzo de 2012

“Cuando un tonto coge una linde y la linde se acaba, sigue el tonto”. Este refrán es lo primero que me vino a la cabeza al leer en varios medios por boca de Javier Arenas que “el PSOE ha demonizado absurdamente el ladrillo“. Perohombrededios…
 Lo primero, el PSOE no “demonizó” la burbuja inmobiliaria. En su mano estuvo frenarla en lugar de colocar más ladrillos sobre un muro sin contrafuertes y de frágiles cimientos. La burbuja estalló por sí misma, presionada por la crisis internacional. Hagamos un poco historia para reflexionar sobre el peligro de reinflar la burbuja; En 1990 el gobierno de Felipe González reformó la Ley del Suelo en España (ley 8/1990), con un texto refundido en 1992 que supuso una primera etapa de conversión de suelo rústico a suelo urbanizable.
En 1998, el primer gobierno Aznar vuelve a reformar la ley del suelo liberalizándolo aún más y simplificando los tipos de suelo a tres: urbano, urbanizable y no urbanizable, fijando además la siguiente premisa: que “salvo que esté expresamente prohibido por una disposición jurídica, todo suelo es, a partir de ahora, urbanizable”. La finalidad era conseguir “un drástico aumento de la oferta de suelo”, lo que, según el entonces ministro Arias-Salgado, se debería traducir a medio plazo en “una reducción del precio del suelo y, por tanto, de la vivienda”.
 Ocurrió, como sabemos, justo lo contrario. Repasemos ahora la historia reciente;
 En cinco años de crisis inmobiliaria (de 2007 a 2012) se han destruido dos de los tres millones de empleos absorbidos por la burbuja en el apogeo del ladrillo. Pan para entonces, hambre para hoy. Se calcula que el 20% de los 26 millones de viviendas que existen en España podrían estar vacías, esto es, cerca de 6 millones de pisos sin ocupar, buena parte de ellos en manos de una banca privada responsable del desahucio de más de 40.000 familias, sólo en 2011. En los últimos 10 años se han construído 4.600.000 casas de las que menos de 3 millones han sido vendidas. El precio de la vivienda sigue cayendo en picado, pues esta aún sigue muy sobrevalorada. La oferta es gigantesca y la demanda muy escasa. Es de locos. ¿Tiene que salir John Lennon de su tumba para cantarle a Arenas eso de “the dream is over”?
 Aunque mientras sigan existiendo periódicos tan vetustos como cortitos en cuestiones de memoria, como ABC, o constructores corruptos metidos a políticos como Rafael Gómez ‘Sandokán’, fieles adoradores del ladrillo, cualquier cifra de las antes mencionadas deja de importar. Abajo los datos – viva el fanatismo: “sin ladrillo no se puede vivir en España”, decía Sandokán en Enero, para quien la promoción de viviendas es ”el único negocio que lleva al empresario al infinito”. Las palabras de Arenas no difieren de las del Sarvadoh; “Somos la mejor zona residencial de la Unión Europea y quiero deciros que estoy harto de la milonga de la economía sostenible, porque el turismo, la agricultura y las zonas residenciales son la mejor economía sostenible de Andalucía (…) harto de la milonga, de la milonga (…) Andalucía necesita también más ladrillos”. Para el candidato del PP a la Junta de Andalucía, los mayores potenciales de la comunidad son convertirse en la “zona residencial preferente de la Unión Europea“, porque “en la construcción del litoral está la oportunidad de miles de empleos en el interior con la fabricación de ladrillos”.
 ”El ladrillo es una pieza clave en la recuperación económica de Andalucía y en la generación de empleo por lo que el gobierno de Javier Arenas, «si los ciudadanos [le] dan la confianza», lo defenderá sin ningún tipo de complejo“, rezaba el comienzo de una noticia de ABC de hace unos días, bajo el ingenioso título “Cuando la campaña de las elecciones en Andalucía se convierte en un ladrillazo. Arenas apuesta por la construcción como pieza clave para crear empleo” (subtítulo). diosnospilleconfesados. Lo dicho, se acaba el ladrillo y sigue Arenas.
(Publicado en http://blogs.tercerainformacion.es/diseccionandoelpais/2012/03/22/se-acaba-el-ladrillo-y-javier-arenas-sigue/)

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