El Consejo de Ministros de hoy acaba de aprobar una amnistia fiscal vergonzosa y bochornosa a todos los niveles. Esta anministia fiscal perisgue aflorar capitales no declarados por dos vías que son las siguientes:
- Amnistia fiscal para las sociedades grandes que tributan en paraísos fiscales o que han obtenido dividendos o rendimientos del capital en paraísos fiscales. Para el Gobierno, los paraísos fiscales se llaman hoy “países de reducida tributación”. Digo amnistia fiscal dado que dichos rendimientos que se repatríen tributarán al 8%.
- Amnistia fiscal para todos los declarantes del IRPF, Impuesto de Sociedades o Impuesto sobre la renta de no residentes del 10% para todas aquellas rentas, bienes o derechos que afloren desde ahora hasta noviembre. Por si fuese poco, el Ejecutivo ofrece una declaración excepcional con la máxima confidencialidad y discreción.
A partir de este punto, todos los que pagamos impuestos, que no evadimos un solo euro y que realmente hemos cumplido con la Ley General Tributaria y todos los impuestos, se nos queda una cara de tontos que no tiene precio.
Las amnistias fiscales son el premio al fraude fiscal, a la opacidad con las arcas públicas, el premio al defraudador y el reconocimiento de la incapacidad inspectora de nuestra Hacienda Pública. Recurrir a la justificación económica y a la necesidad de recaudación de ese 10% o al hipotético incremento del PIB que puede generar la inyección es un argumento burdo y torticero que sólo da alas al resto a que defrauden cuanto más puedan mejor. Total, si de aquí a unos años, alguien volverá a regularizar el dinero negro a precio de saldo¿para qué voy a pagar impuestos?
En El Blog Salmón | No a la amnistia fiscal, Hacienda no somos todos
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