Las elecciones generales del 20 de noviembre y los resultados de las mismas son ya historia. La victoria del Partido Popular y el ascenso de Mariano Rajoy a la presidencia del gobierno se deben sobre todo al abrupto retroceso del 15% en los votos obtenidos por el PSOE respecto de 2008, 4,3 millones de votos menos. El voto socialista retrocede en España desde las elecciones autonómicas de Cataluña del otoño de 2010.
Nada garantiza que se detenga la tendencia a la baja de dicho voto, como viene sucediendo desde hace tiempo en las comunidades autónomas de Madrid y Valencia. Un resultado tan adverso exige cambios importantes en el PSOE, tanto en el proyecto (que es lo que se quiere para la sociedad) como en los dirigentes (quien va a defender dicho proyecto).
Nada garantiza que se detenga la tendencia a la baja de dicho voto, como viene sucediendo desde hace tiempo en las comunidades autónomas de Madrid y Valencia. Un resultado tan adverso exige cambios importantes en el PSOE, tanto en el proyecto (que es lo que se quiere para la sociedad) como en los dirigentes (quien va a defender dicho proyecto).
Junto a la crisis económica, que se prolonga desde el verano de 2007, abundan las razones que han conducido al resultado electoral de los socialistas españoles en 2011. Es evidente que el retroceso del empleo y el aumento del paro, la perdida de nivel de vida y, sobre todo, la presencia de unas expectativas pesimistas de futuro, no favorecen al partido en el gobierno. La calidad de la gestión de la crisis económica, que se hizo mas rigurosa desde mayo de 2010, y el tratamiento de la cuestión territorial, aparecen como algunos de los mas destacados “puntos débiles” de la actuación del gobierno socialista entre 2004 y 2011.
Para hacer frente al futuro, para frenar la citada hemorragia de votos, para contribuir al mejor gobierno de España, el PSOE debe de embarcarse en algo más que en un simple cambio de líder. El nuevo liderazgo deberá de acompañarse de un programa político sustancialmente actualizado. El proyecto socialdemócrata debe de contar con un amplio movimiento político detrás y no quedarse en un simple referente vacío de contenido. Los socialistas deben de establecer canales más fluidos de comunicación con la sociedad. Se debe de prestar atención no solo al proyecto, sino también al propio partido, del que depende de forma sustancial la forma bajo la cual se defiende el proyecto ante la sociedad.
La realidad de la globalización ha supuesto un aumento general de la competencia a nivel mundial. Una amplia oferta de mano de obra ha llegado a los mercados de trabajo, lo que supone un reto creciente a las condiciones de vida de amplios estratos de población en los países desarrollados. La realidad del cambio medioambiental pone de manifiesto la dificultad de resolver el problema económico mediante el logro de mayores ritmos de crecimiento. Es evidente que las circunstancias han cambiado, que deben de actualizarse los instrumentos de gobierno. Sin embargo, los objetivos tradicionales de los socialdemócratas, especialmente la igualdad en la libertad, no han variado, lo que habrá que tenerse en cuenta a la hora de actualizar el proyecto. Un gobierno socialista debe de comprometerse a invertir la fuerte tendencia actual hacia la desigualdad.
Se ha dicho que el programa electoral de 2011 debe de servir de base al nuevo proyecto del partido socialista. Es evidente que dicho programa incluye textos aprovechables para dicha finalidad. Sin embargo, una cosa fue el proyecto dinámico que defendió el candidato socialista, Alfredo Perez Rubalcaba, en las pasadas elecciones, y otra cosa es el contenido efectivo del programa en cuestión. Este último puede no ilusionar a futuros votantes socialistas, al dejar sin respuesta a numerosos problemas que ahora se dejan sentir en España. Ejemplos de lo anterior son las soluciones a la cuestión de las ejecuciones hipotecarias a los hogares en España, la conveniencia de clarificar el papel del Instituto de Crédito Oficial (ICO) como agencia financiera del gobierno, ante la creciente concentración bancaria que va a tener lugar, lo poco funcional que resulta el hecho de que el gobierno de España no tenga nada que decir en materia de planeamiento territorial.
Sin ir muy lejos, en la vecina Francia, a titulo de ejemplo, las decisiones más relevantes en materia de urbanismo se deciden en una dirección general del gobierno de París. Resulta sumamente difícil en España impulsar el cambio de modelo productivo dejando en manos de los 8.200 ayuntamientos, corregidos por las autonomías, la decisión sobre el destino del suelo. El proyecto socialista tiene que tocar dicha cuestión, ausente del programa electoral citado.
Conviene asimismo clarificar las ideas ante la difícil situación del proyecto europeo. Desde el verano de 2011 la situación de la Eurozona se ha complicado de forma sustancial. La especulación de los mercados contra la deuda pública se ha extendido a la deuda de Italia y España. El gobierno alemán insiste en que la crisis de la deuda pública de la Eurozona es una cuestión de escasa voluntad política de los gobiernos para hacer las reformas imprescindibles. Pero la introducción de programas de ajuste presupuestario, de forma más o menos simultánea en un conjunto significativo de países, puede conducir a un serio estancamiento de la economía de la Eurozona.
Nada que objetar a los posibles candidatos al puesto de secretario general del PSOE que estan en la mente de todos. Pero no estaría de más que apareciese algún candidato adicional. Es importante que tales candidatos expliquen que proyecto de gobernanza tienen para España. Por otra parte, desde septiembre de 1979, a los congresos federales del PSOE acuden militantes del partido resultantes de una elección de segundo nivel. Los militantes socialistas eligen primero en las agrupaciones delegados a los denominados “congresillos” provinciales, de los que salen elegidos los delegados definitivos al congreso. Dicho proceso favorece la presencia de los dirigentes que controlan las estructuras provinciales y regionales del partido, lo que facilita el continuismo general. Esta forma de elección de delegados, que se aprobó en el Congreso Federal de mayo de 1979, debe de actualizarse, favoreciendo la elección por parte de todos los militantes y simpatizantes socialistas.
El PSOE ha perdido por el descrédito y la incopetencia del equipo gobernante. La actual dirección del partido debe ser renovada, en ideas y personas. Es necesario un cambio profundo del partido socialista. Lalínea de la etapa que ha concluido sólo lleva a una mayor desafección de la sociedad urbana española. Por tanto, un congreso que signifique una renovación. Sostenella y no enmendalla sería suicida. De hecho el socialismo español puede desaparecer como alternativa hegemónica en España. Puede dividirse y puede desacreditarse aún más.
ResponderEliminar