Mariano está de vacaciones. Mariano siempre está de vacaciones. Mariano, en vacaciones, no sabe, no contesta. Si Mariano pasase de la hamaca a la presidencia, nadie sabe que haría, nadie, ni Mariano. ¿Va a aumentar los impuestos? "No lo tengo previsto". ¿Cómo va a reducir el déficit? "Mediante un plan de choque". ¿Va a recortar servicios públicos? "Un sinfín de servicios inútiles". ¿Qué organismos públicos va a suprimir? "Muchos, no sé cuales, los que estén duplicados". ¿Cómo va a mejorar la Administración? "Con una oferta de empleo público bien estudiada". ¿Cómo hará que las Administraciones ahorren? "Fijándoles un techo de gasto". ¿Cómo potenciará la transparencia en la gestión? "Mediante una ley de transparencia". ¿Cómo revitalizará la actividad empresarial? "Con una ley de apoyo a los emprendedores"… etcétera, etcétera, etcétera. La proverbial indefinición de Mariano no ha pasado desapercibida para The Wall Street Journal, The Economist, Frankfurter Allgemeine oSüddeutsche Zeitung. Sin embargo, esa indefinición es sabiduría para El Mundo, La Razón o ABC. Atribuir esa sabia indefinición a su condición de gallego, quien no sabe si sube o baja la escalera, no deja de ser una estupidez. Mariano es el hombre de los silencios y los etcéteras y, como decía Jardiel Poncela, "el etcétera es el descanso de los sabios y la excusa de los ignorantes". Mariano no sabe, no contesta, porque no sabe... porque no sabe y porque está de vacaciones. Otros, como Sarkozy, lo tienen más claro en vacaciones.
(Publicado en Rojillo)
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