El Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, el BOJA, del día 21 de agosto de 2009, publica la RESOLUCIÓN de 27 de julio de 2009, de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se incoa el procedimiento para la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Sitio Histórico, del Lugar de los Sucesos de Casas Viejas, en Benalup- Casas Viejas (Cádiz).
Se dice en el apartado II de la Resolución: En el marco del proceso de recuperación de la Memoria Histórica, con la inscripción de este Sitio Histórico se pretende preservar el escenario en el que se desarrollaron los Sucesos de Casas Viejas como un lugar de memoria, es decir, un espacio simbólico y físico vinculado a esos hechos. La inscripción significa el reconocimiento institucional y cultural de un acontecimiento histórico que expresa valores identitarios de un pueblo y viene a reparar la dignidad de las víctimas, recobrando la memoria dolorosamente silenciada durante décadas de dictadura.
Los terribles hechos tuvieron una enorme repercusión política y social en la convulsa historia de la II República. De forma inmediata provocó debates en las Cortes y fue una de las causas detonantes de la dimisión de Manuel Azaña como Primer Ministro del gobierno. Lo sucedido produjo una conmoción de gran calado en la conciencia de los ciudadanos que veían cómo las expectativas depositadas en la República como motor de cambio social estaban siendo defraudadas, además de ser un hito más en el panorama de conflictividad social y política de la época que poco tiempo después desembocaría en el estallido de la Guerra Civil.
Desde el punto de vista etnológico de estos sucesos han dimanado una serie de elementos de significativo valor antropológico y simbólico: se convirtieron en ejemplo clásico de rebelión rural anarquista, y con el transcurrir del tiempo, el recuerdo de lo sucedido ha conformado un acervo que forma parte de la memoria histórica colectiva de los habitantes de Benalup-Casas Viejas –y, por ende, de Andalucía–, quedando la identidad del pueblo indisolublemente ligada a ellos. Este legado inmaterial será transmitido a las generaciones posteriores a través de narraciones orales de sumo valor patrimonial.
Uno de los núcleos más potentes entre estos recuerdos de aspiraciones libertarias y anarquistas lo encarna el mito femenino de María Silva Cruz, que pasará a la posteridad como María La Libertaria.
Es necesario mantener vivo el conocimiento de este episodio trágico pues se trata de un suceso que arroja luz y adquiere valor patrimonial en la interpretación histórica, trascendiendo lo local para formar parte de la historia del pueblo andaluz.
Los terribles hechos tuvieron una enorme repercusión política y social en la convulsa historia de la II República. De forma inmediata provocó debates en las Cortes y fue una de las causas detonantes de la dimisión de Manuel Azaña como Primer Ministro del gobierno. Lo sucedido produjo una conmoción de gran calado en la conciencia de los ciudadanos que veían cómo las expectativas depositadas en la República como motor de cambio social estaban siendo defraudadas, además de ser un hito más en el panorama de conflictividad social y política de la época que poco tiempo después desembocaría en el estallido de la Guerra Civil.
Desde el punto de vista etnológico de estos sucesos han dimanado una serie de elementos de significativo valor antropológico y simbólico: se convirtieron en ejemplo clásico de rebelión rural anarquista, y con el transcurrir del tiempo, el recuerdo de lo sucedido ha conformado un acervo que forma parte de la memoria histórica colectiva de los habitantes de Benalup-Casas Viejas –y, por ende, de Andalucía–, quedando la identidad del pueblo indisolublemente ligada a ellos. Este legado inmaterial será transmitido a las generaciones posteriores a través de narraciones orales de sumo valor patrimonial.
Uno de los núcleos más potentes entre estos recuerdos de aspiraciones libertarias y anarquistas lo encarna el mito femenino de María Silva Cruz, que pasará a la posteridad como María La Libertaria.
Es necesario mantener vivo el conocimiento de este episodio trágico pues se trata de un suceso que arroja luz y adquiere valor patrimonial en la interpretación histórica, trascendiendo lo local para formar parte de la historia del pueblo andaluz.
Como ANEXO de la Resolución se incluyen:
1. La Denominación
2. Localización
3. Descripción de los Sucesos y de los Lugares del Sitio Histórico
4. Delimitación del Bien.
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