Partido Popular Obrero Español

(Escrito por Juan José Téllez, (Juanjo, amigo, con tu permiso) y publicado en La Voz digital de Cádiz)

Mientras los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO mantienen una actitud tan sensata ante la crisis que muchos se la reprochan, sus líderes preparan la celebración del próximo 1 de mayo en la provincia de Cádiz, con una cierta perplejidad: «Es la primera vez que los empresarios nos animan a una huelga general», suelen confiar sus dirigentes con un estupor no menos razonable.
En vísperas de todo ello, Cádiz celebra hoy la manifestación itinerante que, a favor del empleo, viene convocando el Partido Popular con su presidente andaluz a la cabeza: Javier Arenas inició hace un par de meses esta romería reivindicativa que pretende, sobre todo, afianzar la musculatura de su militancia y atrapar la complicidad de algunos nuevos adeptos que piensen que, en este caso, Paco González Cabañas, secretario general del PSOE de Cádiz y presidente de la Diputación, con la complicidad de José Luis Rodríguez Zapatero y el resto de los socialistas españoles, es el responsable directo de la caída de la burbuja inmobiliaria a escala mundial, a partir del hundimiento de las hipotecas basura en Estados Unidos.
La estrategia de Arenas y de los conservadores andaluces consiste en algo tan simple como movilizar a los desesperados, lo mismo que hicieron con desigual fortuna, los socialistas utópicos, los marxistas, los anarquistas, el obrerismo católico, el nazismo y el fascismo a caballo entre los siglos XIX y XX.
El PP le ha sacado tanto gusto a la pancarta que podría pasar a llamarse, de un momento a otro, Partido Popular Obrero Español. La calle volverá a ser suya hoy. Resulta absolutamente legítimo que se movilice frente a ese conocido fantasma que lleva asustando a la provincia de Cádiz desde la reconversión naval de los 70 y que a escala estatal se aproxima a la cota de los cuatro millones de parados. Pero lo curioso del caso es que su receta frente a la crisis siga pareciéndose sobre manera a la que impulsó Margaret Thatcher en la Gran Bretaña de los años 80, dando pie a esa obra maestra del cine independiente llamada Full Monty. No se sabe a ciencia cierta qué medidas mágicas contra la crisis pretende poner en marcha Arenas, porque las que ha enunciado ante el Parlamento de Andalucía se parecen mucho a las que ya han puesto en práctica los socialistas, sin grandes resultados hasta ahora.
Y las que propone José María Aznar y la FAES recuerdan demasiado a las de la CEOE: en una situación como la actual, abaratar los despidos como ambos sugieren, lo único que provocaría serían más despidos. Hasta ahora, no han pronunciado «flexiguridad», esa escalofriante palabra que ya incorporó el PSOE al manifiesto electoral y que les aproxima a la Tercera Vía de Tony Blair o de José Antonio Griñán, flamante presidente de la Junta de Andalucía: todo por el neoliberalismo, pero sin el neoliberalismo; todo por la socialdemocracia, pero sin la socialdemocracia.
Más allá del empleo, que también; o de la ideología, que menos, a los populares andaluces y gaditanos les preocupan sobre todo los resultados electorales. De momento, en las europeas, que probablemente ganen.
Y en las municipales andaluzas, unos comicios con los que intentan preparar el asalto al Palacio de San Telmo y que vienen preparando concienzudamente bajo la batuta del gaditano Antonio Sanz, a la sazón secretario general del PP de Andalucía. Toda vez que los indicios confirman que tienen en el bote a las clases medias urbanas, en Andalucía, ahora apuestan por el ámbito rural, ese enorme granero del voto socialista: ya han empezado, en numerosos pueblos de la provincia, a captar personas con buen perfil electoral que no estaban en las trincheras políticas y a quienes han incorporado a sus equipos de trabajo para elaborar los diferentes programas de gobierno locales. Lo mismo que hacía el GIL. Y nadie puede dudar de sus excelentes resultados en las urnas, allí donde pusieron en práctica un sistema tan viejo y tan de izquierdas como ese.