¿Por qué el silencio nos ayuda a vivir mejor? En estas páginas se concentra todo lo que de un tiempo a esta tarde buscamos, que puede resumirse en los siguientes puntos:
- La recuperación de la concentración, la atención plena en una actividad, en contra del mal llamado multitarea (multitasking) o del “salteado” continuo e interminable que se hace al navegar por la red.
- La práctica de la respiración consciente, que reduce la ansiedad y ayuda a prevenir o atenuar otros problemas de salud muy extendidos.
- Un elogio de la lentitud, entendida como dedicar a cada tarea el tiempo que requiere, sin agobios ni prisa. Aprender a valorar el largo plazo, lo que se consigue poco a poco, con disciplina y constancia, como el arte mismo de meditar.
- Una perspectiva integradora del otro: al ser compatible con otras creencias, no admite restricciones de ningún tipo; es más, invita a quien la practica a ser más respetuoso, empático y amable con los demás.
- La simplificación: en lugar de sumar deberes o acumular pertenencias, aprender a distinguir lo que tiene valor de verdad para nosotros y, en consecuencia, a desprenderse de lo demás, porque solo genera cargas y obligaciones indeseadas (por no hablar de los estragos en el medio ambiente).
- El autodominio o control de las emociones, frente las irrupciones del desánimo, el estrés o la frustración que tan a menudo merman la salud mental. Meditar es una inversión en salud y bienestar.
- La reconexión con la naturaleza, estar en contacto con el entorno, desde una posición de respeto y humildad, sin pretender imponer la acción humana. Está demostrado que pasar más tiempo al aire libre trae beneficios físicos y mentales.
- La reactivación de todos los sentidos. Vivimos inmersos en una cultura visual, pero la meditación despierta los sentidos anestesiados por el ruido del sistema. Se vuelve a apreciar la riqueza de sonidos, aromas, sabores y texturas.
- Aprender a estar solo. No se trata de restar gravedad al problema social de la soledad no deseada, sino de ser menos dependiente de los demás o de los estímulos externos entendidos como medios para alcanzar el bienestar. En otras palabras: reforzar la autoestima para sentirse a gusto.
- Conocerse mejor a uno mismo. Con el silencio, uno aprende a escucharse, se es más paciente con las debilidades propias y el diálogo interno se vuelve más amable. También implica escuchar el cuerpo, prestar atención a la respiración, la postura y las llamadas de atención que puede hacernos.

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