Queridas compañeras y compañeros:
Hoy hace veinte años estábamos acogiendo con alegría los resultados de las elecciones generales que abrían un nuevo cambio político en España. Y hoy quiero, a través de El Socialista, compartir con todos vosotros el recuerdo de esa victoria. Un recuerdo que va ligado a mi sentimiento de gratitud por el apoyo que me prestasteis entonces y, más ampliamente, a la ciudadanía en general, por la participación ejercida en aquella jornada importante para nuestra democracia, y que concluyó con una celebración contenida y respetuosa.
La sociedad española, muy mayoritariamente, mostró que era una sociedad tan pacífica como activa defensora de la paz, y tan democrática y madura como para merecer ser tratada con respeto por quienes detentaban el poder político.
Mi agradecimiento se extiende a vuestro compromiso con la tarea que desarrollamos para alcanzar los objetivos de un amplio programa de progreso y modernización social. Si los errores los asumo como propios, los logros de ese período los siento como colectivos, pues creo de justicia reconocer tanto el aliento exigente de las organizaciones sociales como la entrega mostrada por los responsables políticos que nos acompañaron desde gobiernos y parlamentos. Y deseo, asimismo, expresar mi aprecio a los servidores públicos españoles, de la sanidad, de la educación, de la seguridad… a su capacitación y esfuerzo, que aportan, lo sé por experiencia, solidez y estabilidad institucional a nuestro país, a la comunidad cívica a la que pertenecemos.
Le debo un reconocimiento especial al impulso recibido de las mujeres, no solo para alcanzar la victoria sino también para trenzar una alianza con ellas en favor de la igualdad efectiva de género y de los avances en derechos vinculados a la misma. Esta alianza nos convirtió para siempre en un partido feminista, un partido guiado por el empeño indeclinable de combatir y superar las consecuencias de una discriminación milenaria.
En diversas ocasiones, he expresado mi convicción de que el socialismo es un tránsito entre la nostalgia y la esperanza, entre el sentimiento de orgullo por lo logrado y la vocación de seguir removiendo obstáculos en favor de la libertad e igualdad efectiva de todos los ciudadanos y ciudadanas, con nuevos líderes, con nuevas propuestas. El destino del socialismo democrático es siempre el futuro.
Por ello, compañeras y compañeros, si tengo muy presente la lealtad con la que me arropasteis, desde el principio hasta el final, no creo que la pueda honrar de mejor manera que ofreciéndola yo mismo a quienes encarnan ahora la defensa de los valores y de las ideas que dan continuidad al compromiso político que compartimos y, más aún, el sentido a nuestras vidas.
Os envío un fuerte abrazo.
José Luis Rodríguez Zapatero
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