miércoles, 16 de noviembre de 2011

Reforma del IRPF



Dentro de las propuestas económicas que tenemos de los partidos políticos que concurren a las elecciones del 20N, el IRPF y sus reformas está en casi todos los programas electorales y aunque hay algunos puntos comunes, nos encontramos con una divergencia muy importante en el tratamiento de las rentas del ahorro y las bonificaciones que se plantean para favorecer el ahorro a largo plazo.
La propuesta más interesante que tenemos, es la que hace Izquierda Unida respecto la eliminación de la base del ahorro del IRPF. Es decir, se busca el cálculo de la base imponible única, como mecanismo para corregir la diferencia en tributación quetenemos actualmente. Si recordamos cómo funciona el IRPF, actualmente los rendimientos del capital tributan al 19%-21% como máximo. Es decir, alguien que ingrese 100.000 euros en dividendos o en una operación patrimonial pagará 21.000 euros pero si ingresamos 100.000 euros por nuestra nómina, vamos a pagar casi unos 40.000 euros.

Hasta el año 2007, el IRPF modulaba esta tributación, dado que los rendimientos del ahorro generados en plazo inferior al año, tributaban con la base imponible general y al mismo tipo que los rendimientos del trabajo. La reforma del IRPF que se hizo en ese año, eliminó esta diferencia e impuso las ventajas para la tributación del capital, sin tener muy claro porqué llevo a cabo este cambio normativo el Gobierno de Zapatero.
En esta línea, una unificación de las bases imponibles, debe llevar aparejado un alza importante del mínimo personal exento. Actualmente, este mínimo se situa en 5.151 euros. Si elevamos el mínimo, vamos a conseguir que los contribuyentes con rentas muy bajas, no paguen absolutamente nada en este impuesto, que es la medida más lógica que se puede en marcha dada la situación actual.
La siguiente propuesta que se baraja en las rentas del ahorro, es la reintroducción del ahorro a largo plazo aplicando otra vez la deducción por vivienda habitual y previsiblemente, seguir con la línea de reducciones muy importantes para las aportaciones a planes de pensiones. Esta propuesta del Partido Popular es un craso error, dado que si quiere reducir la carga impositiva de los contribuyentes, basta con que eleve los mínimos exentos y altere los tramos de aplicación del impuesto.
Por ejemplo, una persona sola con una base imponible de 21.000 euros, es probable que no se plantee la hipoteca a 30 años siquiera. Esta persona tiene un tipo impositivo aproximado del 16% y paga en torno a los 3.000 euros de IRPF. Es preferible que sus primeros 12.000 euros no paguen un solo euro a Hacienda y que su carga tributaria total se disminuya hasta los 2.000 euros, antes que disminuirle su renta porque se hipoteque de por vida.
Por último, si se quiere hacer un impuesto serio y justo que elimine la doble tributación que existe por los dividendos en las pymes, hay reintroducir la exención por doble imposición en dividendos en el caso que se repartan desde empresas no cotizadas. Si una pyme reparte en dividendos 30.000 euros entre sus socios, este dinero no debe volver a tributar, dado que el actual sistema sólo favorece la descapitalización parcial de empresas y la compra de bienes y servicios para usarlos a título personal a nombre de la sociedad por ejemplo, fraude fiscal de libro que vemos a diario en cualquier empresa.
La guinda final del paquete hay que situarla de tal manera que nuestros ricos en el IRPF tributen realmente por este impuesto. Actualmente sólo tenemos 6.000 declarantes con bases imponibles superiores a 600.000 euros. Esta cifra no es creible y debe realizarse un cambio sustancial en los tramos que se aplican sobre los rendimientos del trabajo para que una persona que gane mucho dinero por su trabajo no busque subterfugios legales para evadir dichos pagos. Es decir, los rendimientos netos de trabajo deben limitar su máximo al mismo tipo que tenga el impuesto de sociedades.

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