Este artículo se lo debo a un viejo amigo que se jubiló esta semana cargado de sabiduría, pero también de ilusiones para esta ciudad a la que ama con pasión a pesar de haber nacido como cualquier buen gaditano donde le dio la gana, a su madre, naturalmente. Me pide que hable del tranvía para el casco antiguo de Cádiz y lo hago encantado.
Si cuento que uno de los primeros recuerdos de infancia es el de un tranvía desde el que veía las luces del tráfico y los monumentos de la gran ciudad como un laberinto infinito, o que soy de los que suben al barrio de Alfama en el tranvía que recorre sus empinadas cuestas, sabrán que estoy seducido por este medio de transporte y soy de los que piensan que es bueno y posible un tranvía que circunvale el casco antiguo de Cádiz. Quizás sea bueno recordar que no estaríamos inventando nada, que el tranvía llegaba por la Alameda hasta el Baluarte de la Candelaria y que su imagen desvaída y evocadora se conserva en las viejas postales coloreadas a mano.
Mi primera duda fue si era posible un tranvía sin los horribles postes y cables aéreos difíciles de encajar en el hermoso paseo perimetral de la ciudad. Dado que es posible (como ocurre en Bilbao, por ejemplo), cabe analizar su utilidad para mejorar la accesibilidad.
En la apuesta que la Junta ha hecho por el transporte público en la Bahía sería la guinda que coronara la red, conectando doblemente con el nódulo de la Plaza de Sevilla y cerrando el anillo ferroviario.
Para la ciudad sería un revulsivo que potenciaría el transporte público, favorecería la progresiva peatonalización del casco antiguo y en su apuesta por el transporte no contaminante (humos, ruido) contribuiría sin duda, a la percepción de Cádiz como una ciudad culta y amable con el peatón.
Una docena de ciudades españolas y cientos de europeas han reintroducido el tranvía, que perdió su prestigio frente al coche en la vorágine del desarrollismo, pero que vuelve rejuvenecido por la tecnología, para competir contra la deshumanización del espacio urbano apropiado por el vehículo privado.
Una ciudad que apuesta por la Universidad, la cultura, el patrimonio arquitectónico, el turismo cultural y de cruceros, el casco histórico como soporte de la oferta comercial, etc. tiene que primar el transporte público y ecológico sobre el privado y contaminante. La pérdida de algunos aparcamientos y las obras, teniendo en cuenta que hay que reurbanizar toda la ronda, serían un sacrificio asumible.
No se me alcanzan más razones para oponerse, sobre todo si la Junta está por la labor. La Plataforma lo presentó ayer en el Pleno y los técnicos lo estudian. Sería una pena perder también este tren tranvía.
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