Imagina haber huido de la guerra o de la persecución. Imagina haber llegado a un país seguro, pero sin tu familia.
Para miles de personas refugiadas, la reunificación familiar no es solo un derecho: es la diferencia entre sobrevivir y volver a vivir. Porque permite recuperar la normalidad, sanar el trauma y reconstruir una vida digna tras haberlo perdido todo.
Hoy, la reunificación familiar es la principal vía legal y segura. Sin embargo, la realidad sigue siendo dura: procesos largos, requisitos difíciles de conseguir y costes económicos elevados, entre otros.
Gracias a personas como tú, el año pasado hicimos posible 19 reagrupaciones familiares, reunimos a 65 personas con sus familias, acompañamos a 754 personas en su proceso de reunificación familiar y tramitamos187 solicitudes de extensión familiar.
Pero no es suficiente, muchas familias siguen separadas y necesitan de nuestro apoyo.
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