Memoria en riesgo de derrumbe: el destacamento penal franquista de Bustarviejo resiste pese a todo
El pasado 24 de junio, el destacamento penal franquista Los Barracones de Bustarviejo, el mejor conservado en la Comunidad de Madrid y el único visitable, vio cómo parte de la techumbre de uralita que cubría las tres naves-dormitorio y el cuarto de letrinas de los presos fue arrancada por una fuerte tormenta. Al día siguiente, el Ayuntamiento de Bustarviejo, propietario de esta construcción, precintó el recinto por motivos de seguridad mientras estudia cómo rehabilitar cuanto antes los graves daños. Para colaborar en esta pronta rehabilitación, la Asociación de Memoria Histórica Los Barracones ha iniciado una campaña de micro mecenazgo en la plataforma migranitodearena.org.
Los destacamentos penales eran campos de trabajo forzado levantados en la posguerra cerca de donde realizaban obra pública las empresas constructoras adeptas al régimen franquista, utilizando presos —mayoritariamente políticos defensores del gobierno legítimo de la Segunda República— como mano de obra semiesclava, gracias a lo cual dichas empresas obtuvieron grandes beneficios. Por estos trabajos forzados, dichos presos redimían parte de la duración de la pena impuesta y recibían un pequeño salario, por debajo de lo que solía pagarse a los obreros en aquella época.
Con esa pequeña paga, costeaban su mantenimiento y le daban dinero a su familia, guardando el resto en una cartilla de ahorros, que manejaban los mandos franquistas y cuyo dinero le entregaban al preso el día de su liberación, aunque muchos de ellos se quejaban de que la cantidad era inferior a sus propios cálculos. Este sistema de redención de penas por el trabajo, diseñado por el jesuita José Agustín Pérez del Pulgar y Ramírez de Arellano, permitió al dictador aliviar las cárceles de una parte del más de medio millón de presos, fundamentalmente políticos, cuando en España tan solo había 26 millones de habitantes.
El sistema de Redención de penas estaba diseñado para favorecer a las empresas constructoras amigas del Régimen
Además, Franco tenía una urgente necesidad de mano de obra, ya que, durante la guerra civil española, muchos hombres murieron y otros tantos quedaron lisiados o mutilados. A estos hay que sumar todos aquellos que huyeron hacia el exilio por la amenaza de una durísima represión que podía desembocar en torturas, cárcel e, incluso, muerte. Cabe recordar que, ya en tiempo de paz, la cifra de fusilados por la dictadura franquista supera los 40.000, después de un juicio con escasas garantías procesales.
Por otra parte, este sistema de redención de penas también estaba diseñado para favorecer a las empresas constructoras amigas del Régimen, tales como Banús Hermanos, San Román, Huarte y C.ª, Agromán, Dragados y Construcciones, Entrecanales… o Hermanos Nicolás Gómez en el caso que nos ocupa, llegando en ocasiones a acomodar el Código Penal a estas empresas amigas.
El destacamento penal de Los Barracones es uno de los once que se levantaron para alojar a los presos que hicieron el tramo final del ferrocarril directo Madrid-Burgos
El destacamento penal de Los Barracones es uno de los once que se levantaron para alojar a los presos que hicieron el tramo final del ferrocarril directo Madrid-Burgos, entre Chamartín y Garganta de los Montes, cuya construcción se había interrumpido tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, que dio origen a la guerra civil española. Precisamente, el pasado 29 de mayo el BOE publicó una resolución de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, para incoar el procedimiento de declaración de Lugar de Memoria Democrática de «Los destacamentos penales del ferrocarril directo Madrid-Burgos». Los once destacamentos penales estaban ubicados en Chamartín, Fuencarral, Colmenar Viejo, Las Jarillas (Filial de Chozas de la Sierra), Chozas de la Sierra (hoy, Soto del Real), Miraflores de la Sierra, la Dehesa Vieja de Bustarviejo (Los Barracones), Valdemanco, Valdemanco-Lozoyuela, y dos en Garganta de los Montes.
Un espacio hecho de piedra, hierro, sudor, sufrimiento, desarraigo, sangre e, incluso, muerte
La brutal represión de la dictadura golpeó también a sus familias, puesto que el régimen, en numerosas ocasiones, les despojó de sus casas, de sus bienes, de sus ocupaciones o, incluso, de la posibilidad de conseguir un trabajo, dado que habían sido estigmatizados, calificándolos de «rojos peligrosos». Por eso, muchos presos franquistas eran acompañados por sus familiares en esta dura peregrinación carcelaria, causando también en todos ellos un cruel daño moral y un grave desarraigo, el cual les dificultó rehacer sus vidas una vez acabada la condena en prisión. Asimismo, muchos sufrieron también pena de destierro, lo cual les impedía regresar a sus pueblos o ciudades de origen, donde habrían podido contar con el apoyo de conocidos.
En Bustarviejo, las familias de los penados se construyeron, con sus propias manos, en las laderas graníticas próximas al destacamento, unas mini chabolas que solían ser un cuadrado de dos metros de lado, con solo una abertura a modo de puerta. En estas infraviviendas, mujeres, niños y ancianos aguantaron todo tipo de calamidades e inclemencias: desde el tórrido calor del verano hasta las gélidas temperaturas del crudo invierno de la Sierra de Madrid.
Hemos conseguido localizar unas cincuenta infraviviendas cercanas al destacamento. No hace falta mucha imaginación para hacernos idea de la dura vida de estos niños —que no podían acudir a la escuela— y, sobre todo, de estas mujeres, siendo otra vez ellas protagonistas invisibles a la hora de conseguir que sus familias salieran adelante, cocinando un triste puchero entre los matorrales, lavando la ropa en los arroyos después de romper el hielo con una piedra… Vemos, por tanto, cómo las familias fueron víctimas vicarias de la cruel dictadura franquista.
Los Barracones estuvieron en uso desde 1944 hasta 1952 y, con escasos y precarios medios, los presos políticos construyeron 9 kilómetros de vía férrea, un viaducto de 170 metros de largo y once arcos, alcanzando los 26 metros de alto; dos túneles —La Gargüera (395 m) y El Pendón (650 m)— y la estación de tren de Bustarviejo-Valdemanco. Levantaron todo esto con precarios y rudimentarios medios: picos, palas, escasos barrenos… jugándose la vida constantemente.
Por ejemplo, los presos solo tenían trapos viejos o cartones para protegerse cuando se explosionaban los barrenos para hacer los túneles, donde montaban enclenques y precarios andamios para hacer los arcos de hormigón. Otro ejemplo es cómo estos trabajadores forzosos eran transportados: en cestos o jaulas colgantes desde lo alto de unas torretas de madera para construir el viaducto…
Los Barracones de Bustarviejo son un auténtico complejo penal que consta de varios espacios construidos alrededor de un patio central, en el que se hacía el recuento de presos, se izaba la bandera o se celebraba la obligada misa
Los Barracones de Bustarviejo son un auténtico complejo penal que consta de varios espacios construidos alrededor de un patio central, en el que se hacía el recuento de presos, se izaba la bandera o se celebraba la obligada misa. Estos espacios eran una oficina, dos cuerpos de guardia, un almacén-archivo, una cocina, un botiquín, un economato, tres naves-dormitorio y cuarto de letrinas. A cierta distancia de este edificio principal se conservan una celda de castigo, varias garitas y un pequeño almacén de explosivos.
La oficina y uno de los dos cuerpos de guardia tenían un tejado rehabilitado hace años mientras que los dormitorios y las letrinas tan solo una precaria techumbre de uralita, instalada por unos ganaderos después de que se clausurara el penal. El resto de espacios carecen de cualquier tipo de cubierta, por lo que el paso del tiempo ha causado graves daños, perdiéndose parte de su historia. La fuerte tormenta del pasado 24 de junio ha provocado el derrumbe parcial de la techumbre de uralita de letrinas y dormitorios.
Había un único cuarto de letrinas para unos doscientos presos
Regresando al interior del edificio, tenemos que destacar que había un único cuarto de letrinas para unos doscientos presos, suprimiéndoles cualquier atisbo de mínima intimidad y, con ello, de dignidad. Esto mismo sufrían en los dormitorios, donde los presos dormían hacinados y en el suelo sobre una esterilla que enrollaban cada mañana. Cada penado solo contaba con una pequeña balda, donde podían colocar sus escasos enseres de aseo o prendas de vestir. Además, estas naves-dormitorio solo tenían unas pequeñas ventanas altas, que no permitían ver el exterior, lo cual aumentaba aún más la sensación de estar en un espacio carcelario.
A día de hoy, se conservan algunas decoraciones que los propios penados realizaron sobre las paredes, buscando darle una mínima dimensión humana. Si no se rehabilitan pronto los tejados, el destacamento penal perderá una parte importante de su historia. En el documental Vidas rotas, realizado por la AMH Los Barracones y disponible en Internet, se recogen testimonios estremecedores de familiares de algunos de los presos, que nos ayudan a comprender su injusto sufrimiento.
Cuando se clausuró el penal en 1952, como estos barracones estaban situados en la Dehesa Vieja del pueblo, los ganaderos, unos años más tarde, comenzaron a usar estas naves-dormitorio como establos para su ganado, lo cual nos enfatiza la idea de las durísimas condiciones que habían tenido que soportar los presos. Fueron estos ganaderos los que instalaron la techumbre de uralita sobre los tres dormitorios, como ya hemos adelantado.
Con el tiempo, también los ganaderos abandonaron estos «establos» y no fue hasta 2006 cuando un equipo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid y posteriormente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), descubrieron el sorprendente valor histórico de estas precarias construcciones, realizando excavaciones en las laderas de las colinas donde están los restos de chabolas y en los propios barracones, previa retirada de ingentes cantidades de estiércol. Hoy, en Los Barracones se conservan algunos de los objetos encontrados en las infraviviendas y aledaños.
Campaña de micromecenazgo
En 2016 se crea la AMH Los Barracones de Bustarviejo y, desde entonces, venimos realizando múltiples y variadas actividades, como Jornadas de Memoria Democrática, conciertos, visitas guiadas para colegios, institutos, universidades, distintos colectivos y asociaciones, y para la ciudadanía en general; todo ello con el objetivo de dar a conocer este hito imprescindible de la Historia de España. En cuanto consigamos rehabilitar el destacamento penal, nuestra asociación reanudará las visitas guiadas, la cuales hemos tenido que cancelar.
No obstante, estando profundamente convencidos de la gran importancia para la memoria histórica y democrática que reviste este singular espacio, hemos iniciado una serie actividades con el fin de recaudar fondos para colaborar con el Ayuntamiento de Bustarviejo, para que ejecute a la mayor brevedad posible las obras necesarias que permitirán que Los Barracones vuelva a ser un espacio seguro para los visitantes, pudiendo así reanudar todas las actividades que hemos venido realizando.
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Entre las iniciativas, resaltamos la ya mencionada campaña de micromecenazgo a través de la plataforma migranitodearena.org, donde cualquiera (particulares, asociaciones, instituciones, organismos oficiales, partidos políticos…) puede hacer aportaciones económicas de cualquier cuantía. En este sentido, debemos informar que puede desgravarse hasta el 80% de los primeros 450 euros donados. Por otra parte, vamos a celebrar un concierto del grupo Kaleidoscope el próximo 30 de agosto en la antigua estación de tren de Bustarviejo-Valdemanco. Será a las 19:00 con entrada libre.
Como ya hemos dicho, desde la AMH Los Barracones seguiremos trabajando para que no se pierda en el olvido esta importante fase de la historia reciente de España, que todos debemos conocer, aunque incluya oscuras páginas como la mano de obra semi esclava o la Redención de Penas por el trabajo. Reconocer el dolor y el sufrimiento de estas personas ─y dignificarlo─ es la única forma de cerrar heridas para poder construir una sociedad mejor. Recogiendo el testimonio de los descendientes de los presos, «la democracia española tiene una deuda (…) porque la guerra no terminó en el 1939 sino en 1975 con la muerte del dictador». Por tanto, tenemos que rehabilitar cuanto antes Los Barracones: su ruina sería el primer paso para el olvido.
Eulalia Ramírez Nueda es profesora jubilada e investigadora sobre la visibilización de la mujer, así como vocal de la Junta directiva de la AMH Los Barracones.
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