80 años del ataque nuclear a Hiroshima y Nagasaki: una guía para desmemoriados
Al menos 210.000 personas fueron asesinadas por las bombas norteamericanas de 1945, que llevaron a la rendición de Japón y al fin de la Segunda Guerra Mundial. El 'nunca más' de entonces parece debilitarse, en un mundo que se rearma.
"El hombre inventó la bomba atómica, pero ningún ratón en el mundo construiría una trampa para ratones". La famosa frase de Albert Einstein da la medida del disparate: el hombre inventando cómo matar hombres masivamente. Por ejemplo, con una bomba atómica.
Este 6 de agosto se cumplen 80 años del uso de la munición más salvaje del mundo por parte de Estados Unidos en la ciudad japonesa de Hiroshima. Tres días más tarde vino Nagasaki. Una acción inédita que llevó a la rendición de Japón, firmada sobre un horror desconocido: en Hiroshima murieron entre 70.000 y 146.000 civiles, mientras que en Nagasaki la cifra osciló entre 28.000 y 49.000 personas. Los efectos de la radiación continuaron causando víctimas durante meses y años, elevando el número total de muertes a más de 210.000 en ambas ciudades para finales de 1945.
Hoy el mundo conmemora esa fecha infame, la del empleo de un armamento que nunca más ha sido usado -de tan letal, de tan impensable-, y lo hace en un contexto en el que se multiplican las amenazas atómicas, las verbales (¿bravuconadas o reales?) y las físicas (de los movimientos de armas de Rusia y EEUU al supuesto programa nuclear iraní). El consenso nuclear se debilita, los acuerdos internacionales pierden apoyos y a la memoria le cuesta recordar las consecuencias de aquel agosto.
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