jueves, 5 de febrero de 2015

SOBRE PLURALIDAD Y DEMOCRACIA EN EL CAMPO SOCIALISTA por José Antonio Pérez Tapias.


Muchas personas que militamos en el PSOE lo hacemos conscientes del valor que supone su pluralidad interna, la legítima expresión que se da en su seno de posiciones diversas, formuladas en el marco de un proyecto político compartido. La articulación de esa pluralidad enriquece la dinámica interna del partido y eso es un activo para su misma acción política. En momentos de búsqueda de nuevos caminos para la reconstrucción de un proyecto que necesita renovarse a fondo, es lógico que surjan discrepancias y que el debate adquiera tonos más vehementes. Eso no significa merma alguna de lealtad a la organización y a sus miembros, sino todo lo contrario. En ocasiones, lo leal es disentir, justo para propiciar confluir en lo que se piensa que son mejores maneras para "actuar en socialista".
Desde el reconocimiento de esa pluralidad, que en el seno del PSOE se plasma, entre otras cosas, en la existencia en su seno de una corriente de opinión como Izquierda Socialista, a la que pertenezco. Lo que no vale de ninguna manera es que haya quienes se erijan por sí mismos en guardianes de la ortodoxia, y menos en la paradójica situación de pretender serlo de la ortodoxia en lo que a discrepar se refiere. No es de recibo pretender acaparar por parte de nadie la patente del verdadero socialismo o la exclusiva de la posición correcta. Menos lo es servirse de procedimientos inquisitoriales o de descalificaciones sumarias tratando de rebatir "ab hominem" lo que no se refuta con buenas razones. No son aceptables conductas de quienes se arrogan guardar las esencias extendiendo certificados de "limpieza de sangre".
Igual que en otros momentos -por ejemplo, formando parte del grupo parlamentario socialista en el Congreso de los diputados- defendí que a la disciplina de voto debía precederle la disciplina de debate, es decir, la práctica indispensable del debate deliberativo para ahormar la posición común, ahora lo sigo propugnando. Y ello en el seno de una organización que debe activar al máximo su democracia interna, a la vez que su apertura a la sociedad. Ciertamente, todo ello ha de ser desde el respeto a las normas que nos rigen, las escritas y otras, de buenas prácticas, que deberían estar siempre vigentes aunque no estén siempre escritas.
Y es en función de tales normas, incluidas las que valen para una corriente de opinión como Izquierda Socialista, que planteo públicamente que el Comité Federal del PSOE, su máximo órgano entre congresos, "aborde" -es decir, trate, debate, evalúe y decida, si es el caso- lo relativo al pacto antiterrorista firmado por PSOE y PP y que tantos elementos de justificada crítica ha suscitado. Que nadie tenga dudas, por tanto, que en el Comité Federal, del que soy miembro, actuaré conforme a lo que los estatutos y reglamentos señalan para su funcionamiento y teniendo en cuenta mi participación en tal órgano en virtud de la representación obtenida en el mismo durante el pasado congreso para la corriente Izquierda Socialista.

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