Uno de los principales problemas de los autobuses es su convivencia con el resto del tráfico. Medidas como la creación de carriles bus ayudan a aumentar su velocidad comercial, que es la velocidad media considerando también el tiempo que el vehículo está parado.
Los carriles bus priorizan la movilidad eficiente, esto es, reservan un espacio de circulación para el transporte público, autobuses en los que se mueve de una sola vez, ocupando menos espacio y con menor coste ecológico más gente que en un vehículo privado. Parece lógico que, si alguien tiene que soportar un atasco, sean esos 70 coches con 1 o 2 personas dentro (la media de ocupación está en 1.2 pasajeros por coche) en lugar de un solo autobús que puede cargar con hasta 90 pasajeros (aunque fuera de horas puntas suelan ir con mucha menor capacidad).
Los carriles bus, al mejorar la velocidad del transporte público, no solo hacen que el pasajero llegue antes a su destino, sino que también pueden reducir los costes de explotación del serviciolo cual puede repercutir en un menor coste para el usuario, para la administración que subvenciona el servicio o un servicio de mayor calidad a igual coste.
En definitiva las vías reservadas son necesarias en todos aquellos puntos en los que mejoren la eficiencia del transporte público aunque sea a costa del vehículo privado, que debe aprender que, su forma poco eficiente de moverse no debe estar premiada con más carriles para él.
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