Estocolmo es la primera ciudad que la Comisión europea ha designado Capital Verde 2010 por sus logros medioambientales y su sistema de gestión, en los que combina una visión de crecimiento económico y desarrollo sostenible. El tráfico, el agua, la basura o el ruido fueron en su momento argumentos de trabajo para las autoridades de la capital sueca y hoy los ciudadanos disfrutan de mayor calidad de vida.
Europa forma una sociedad urbana, en la que cuatro de cada cinco europeos vive en ciudades y los principales desafíos hoy se dan las áreas urbanas. Por eso, la Comisión europea decidió premiar a la ciudad que hubiera conseguido unos estándares medioambientales altos y que tuviera un decidido compromiso en mejorar el desarrollo sostenible y así ser un modelo que inspire a otras ciudades con sus buenas prácticas. El primer título de Capital Verde Europea se dio este año y fue para Estocolmo.
La capital sueca tiene 800.000 habitantes, el 95 % de ellos vive a menos de 300 metros de una zona verde, el agua que separa sus numerosas islas está hoy completamente limpia y las emisiones contaminantes se han reducido un 25 % en los últimos 20 años. Ahora el objetivo es no consumir combustibles fósiles en 2050. El embajador sueco en España, Anders Rönquist, ha repasado con nosotros los puntos más significativos que han hecho a Estocolmo ser la primera Capital Verde de Europa.
El tráfico
Desde 1990 se lleva a cabo una labor de concienciación para dar prioridad al transporte público, El embajador Rönquist explica que “funciona con combustibles alternativos como bioetanol o biodiesel y que ya se pueden recargar en las estaciones de servicio”. Además se ha conseguido duplicar el número de ciudadanos que se desplazan en bicicleta por la ciudad, mediante un eficaz sistema público de alquiler. “Hay un peaje para entrar en Estocolmo, por eso mucha gente evita entrar con el coche en el centro y utiliza la bici.” Pero los coches ecológicos no pagan. “La idea es que si uno elige soluciones ecológicas, sale ganando”.
El agua
A Estocolmo se la conoce como la Venecia del Norte, por la gran cantidad de islas que forman la ciudad. El agua que las separa está hoy completamente limpia. “Hace 25 años no podíamos bañarnos en las aguas de Estocolmo, no se podía pescar salmón, hoy hasta se puede beber”, dice el embajador Rönquist, quien reconoce que ha habido un trabajo importante en las últimas décadas que empezó con el movimiento ecologista de los años 80 y que hoy todos los partidos políticos tienen en su agenda un compromiso fuerte por luchar contra el cambio climático.
Las medidas van desde un sistema de penalización que ha conseguido reducir los residuos contaminantes de la industria, que antes iban al mar, hasta un sistema para reducir el consumo de agua doméstico. “Cuando uno abre el grifo sale menos agua, mediante un sistema que la mezcla con aire, pero es una cantidad más que suficiente. Son soluciones ingeniosas.”
El ruido
“No entiendo como los madrileños lo soportan. Es cuestión de pensar más en los demás. El claxon se debe utilizar para evitar accidentes pero no para llamar la atención y cuando se usa hay quizá cien personas alrededor que lo escuchan. Hay que pensar en los efectos de los ruidos.” En Suecia se ha impuesto un sistema para denunciar los ruidos, no sólo de los coches, sino cualquier signo de contaminación acústica, mediante una página web del ayuntamiento.
La basura
Los residuos domésticos se separan igual que en España, orgánicos, plástico, vidrio, papel… La diferencia es que en Estocolmo hay multas para quien no lo haga. Además hay un sistema subterráneo de transporte de basura, que ya se aplica en algunas ciudades españolas. “Es muy interesante para los centros históricos, donde no pueden pasar los camiones de recogida y además se evita el ruido que producen esos vehículos.”
La vivienda
El embajador sueco en España cuenta que hay casi cien empresas en su país trabajando juntas en la construcción de viviendas que forman barrios sostenibles, que son un ejemplo para todos. El casco antiguo de Estocolmo es del siglo XVI, pero hoy hay una nueva urbanización en el centro y se construye al borde del mar. La inmensa mayoría de los vecinos de Estocolmo tiene una zona verde cerca de su casa, pero no todo es perfecto. Rönquist dice que “es verdad que hay muchos parques, pero reconozco que no hay muchos árboles. Es una tarea pendiente y en eso envidio a Madrid.”
Pero además de un nuevo urbanismo hay también un nuevo tipo de vivienda. “En un país frío como Suecia, hay ya muchas casas que no necesitan calefacción. Es lo que se llama passive housing, y se consigue con nuevos sistemas que, a la vez, son los tradicionales, como la insolación. Las soluciones ya existen, es sólo cuestión de aplicarlas.”
Quien contamina, paga
Con ese principio de actuación, las autoridades municipales de Estocolmo han establecido un sistema de multas para cualquier actuación urbana que vaya en contra del medio ambiente. Le preguntamos al embajador si no hay una excesiva intervención pública en la vida cotidiana de los vecinos de Estocolmo. Ésta es la respuesta: “Puede ser verdad, pero lo cierto es que muchas iniciativas han sido ciudadanas y el Ayuntamiento las aplica. No es tanto una imposición, sino una petición de los vecinos. Salimos todos ganando si hay una responsabilidad personal en cada acto, sin que sea una imposición de la Administración.”
La Comisión europea ha visto en esta forma de gestión municipal un ejemplo para el resto de las ciudades europeas y para Estocolmo es un motivo de orgullo que su forma de actuar y vivir se haya visto recompensado con el título de Capital Verde Europea. La ciudad alemana de Hamburgo recogerá el testigo de Estocolmo en 2011.
Si está leyendo este articulo, sepa cómo puede presentar su ciudad para optar a ser la Capital Verde Europea de 2011
Europa forma una sociedad urbana, en la que cuatro de cada cinco europeos vive en ciudades y los principales desafíos hoy se dan las áreas urbanas. Por eso, la Comisión europea decidió premiar a la ciudad que hubiera conseguido unos estándares medioambientales altos y que tuviera un decidido compromiso en mejorar el desarrollo sostenible y así ser un modelo que inspire a otras ciudades con sus buenas prácticas. El primer título de Capital Verde Europea se dio este año y fue para Estocolmo.
La capital sueca tiene 800.000 habitantes, el 95 % de ellos vive a menos de 300 metros de una zona verde, el agua que separa sus numerosas islas está hoy completamente limpia y las emisiones contaminantes se han reducido un 25 % en los últimos 20 años. Ahora el objetivo es no consumir combustibles fósiles en 2050. El embajador sueco en España, Anders Rönquist, ha repasado con nosotros los puntos más significativos que han hecho a Estocolmo ser la primera Capital Verde de Europa.
El tráfico
Desde 1990 se lleva a cabo una labor de concienciación para dar prioridad al transporte público, El embajador Rönquist explica que “funciona con combustibles alternativos como bioetanol o biodiesel y que ya se pueden recargar en las estaciones de servicio”. Además se ha conseguido duplicar el número de ciudadanos que se desplazan en bicicleta por la ciudad, mediante un eficaz sistema público de alquiler. “Hay un peaje para entrar en Estocolmo, por eso mucha gente evita entrar con el coche en el centro y utiliza la bici.” Pero los coches ecológicos no pagan. “La idea es que si uno elige soluciones ecológicas, sale ganando”.
El agua
A Estocolmo se la conoce como la Venecia del Norte, por la gran cantidad de islas que forman la ciudad. El agua que las separa está hoy completamente limpia. “Hace 25 años no podíamos bañarnos en las aguas de Estocolmo, no se podía pescar salmón, hoy hasta se puede beber”, dice el embajador Rönquist, quien reconoce que ha habido un trabajo importante en las últimas décadas que empezó con el movimiento ecologista de los años 80 y que hoy todos los partidos políticos tienen en su agenda un compromiso fuerte por luchar contra el cambio climático.
Las medidas van desde un sistema de penalización que ha conseguido reducir los residuos contaminantes de la industria, que antes iban al mar, hasta un sistema para reducir el consumo de agua doméstico. “Cuando uno abre el grifo sale menos agua, mediante un sistema que la mezcla con aire, pero es una cantidad más que suficiente. Son soluciones ingeniosas.”
El ruido
“No entiendo como los madrileños lo soportan. Es cuestión de pensar más en los demás. El claxon se debe utilizar para evitar accidentes pero no para llamar la atención y cuando se usa hay quizá cien personas alrededor que lo escuchan. Hay que pensar en los efectos de los ruidos.” En Suecia se ha impuesto un sistema para denunciar los ruidos, no sólo de los coches, sino cualquier signo de contaminación acústica, mediante una página web del ayuntamiento.
La basura
Los residuos domésticos se separan igual que en España, orgánicos, plástico, vidrio, papel… La diferencia es que en Estocolmo hay multas para quien no lo haga. Además hay un sistema subterráneo de transporte de basura, que ya se aplica en algunas ciudades españolas. “Es muy interesante para los centros históricos, donde no pueden pasar los camiones de recogida y además se evita el ruido que producen esos vehículos.”
La vivienda
El embajador sueco en España cuenta que hay casi cien empresas en su país trabajando juntas en la construcción de viviendas que forman barrios sostenibles, que son un ejemplo para todos. El casco antiguo de Estocolmo es del siglo XVI, pero hoy hay una nueva urbanización en el centro y se construye al borde del mar. La inmensa mayoría de los vecinos de Estocolmo tiene una zona verde cerca de su casa, pero no todo es perfecto. Rönquist dice que “es verdad que hay muchos parques, pero reconozco que no hay muchos árboles. Es una tarea pendiente y en eso envidio a Madrid.”
Pero además de un nuevo urbanismo hay también un nuevo tipo de vivienda. “En un país frío como Suecia, hay ya muchas casas que no necesitan calefacción. Es lo que se llama passive housing, y se consigue con nuevos sistemas que, a la vez, son los tradicionales, como la insolación. Las soluciones ya existen, es sólo cuestión de aplicarlas.”
Quien contamina, paga
Con ese principio de actuación, las autoridades municipales de Estocolmo han establecido un sistema de multas para cualquier actuación urbana que vaya en contra del medio ambiente. Le preguntamos al embajador si no hay una excesiva intervención pública en la vida cotidiana de los vecinos de Estocolmo. Ésta es la respuesta: “Puede ser verdad, pero lo cierto es que muchas iniciativas han sido ciudadanas y el Ayuntamiento las aplica. No es tanto una imposición, sino una petición de los vecinos. Salimos todos ganando si hay una responsabilidad personal en cada acto, sin que sea una imposición de la Administración.”
La Comisión europea ha visto en esta forma de gestión municipal un ejemplo para el resto de las ciudades europeas y para Estocolmo es un motivo de orgullo que su forma de actuar y vivir se haya visto recompensado con el título de Capital Verde Europea. La ciudad alemana de Hamburgo recogerá el testigo de Estocolmo en 2011.
Si está leyendo este articulo, sepa cómo puede presentar su ciudad para optar a ser la Capital Verde Europea de 2011
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