Las nuevas viviendas deberán ofrecer acceso a Internet a 100 megas por segundo o más
Estos días leíamos en la prensa que Alemania (en concreto en la ciudad de Colonia) sería el segundo país europeo, tras Portugal, donde sus habitantes podrían disfrutar de Internet a velocidad de 1.000 megas, o lo que es lo mismo, 1 Gigabit por segundo.
Pero al menos la envidia nos ha de durar muy poquito. El anteproyecto de Ley de Economía Sostenible, aprobado el pasado viernes en el Consejo de Ministros, incluía una pequeña sorpresa para el mundo internauta en forma de Reglamento sobre Infraestructuras Comunes de Telecomunicación (ITC).
Y es que a partir de ahora, los edificios de nueva construcción deberán incorporar infraestructuras de telecomunicaciones de acceso ultrarrápido, lo que hará que en las redes fijas se sustituyan los tradicionales pares de cobre de fibra óptica.
Lo que esto supone no es ni más ni menos que la garantía de que las nuevas viviendas estén preparadas para dar acceso a Internet a 100 megas por segundo o más.
El despliegue de estas infraestructuras resulta esencial para el desarrollo social y económico de España en las próximas décadas y va a contribuir de forma destacada a la generación de actividad económica y de empleo.
Además, este nuevo Reglamento profundiza en el proceso de conversión de las viviendas en ‘hogares digitales’ y en la incorporación de funcionalidades ligadas a la seguridad, la eficiencia energética, la accesibilidad, el control de entornos, el ocio y las comunicaciones.
Nos alegramos de este avance, pues se trata de un paso más hacia la universalización del derecho a Internet, ya que la normativa deberá ser aplicada a todo tipo de viviendas, independientemente del poder adquisitivo del comprador y de su ubicación.
¿Qué se puede hacer con más de 100 megas al segundo? Agudizar el ingenio.
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