Gregorio, hace unos días te hablé de Behrouz y Mehdi.
Eran dos disidentes políticos a los que Irán ejecutó en secreto, tras un juicio de apenas cinco minutos y casi dos años de torturas y aislamiento. Sin duda, una de esas noticias que te deja la sangre helada. Y más al saber que en lo que llevamos de año, las autoridades iraníes ya han ahorcado a casi 700 personas.
Eso son 700 vidas arrancadas. 700 familias rotas. La cifra es abrumadora, y lo peor es que hay muchas probabilidades de que siga creciendo.
Desde que en junio se intensificó la tensión entre Israel e Irán, el gobierno ha acelerado las ejecuciones por motivos políticos para proyectar fuerza, infundir miedo y de paso silenciar cualquier tipo disidencia.
Eso significa que no importa si eres activista, estudiante o defensora de derechos humanos.
En Irán, alzar la voz para reclamar justicia puede costarte la vida.
Es indignante, Gregorio. Y sé que tú también lo sientes así.
Porque sabes que detrás de todas esas cifras hay personas reales. Vidas que no podemos permitir que se apaguen sin más.
Y por eso te escribo otra vez, porque hay una forma de luchar contra todo esto.
Cada socia y cada socio de Amnistía Internacional nos permite seguir trabajando para investigar estas atrocidades, denunciarlas y presionar para que los responsables rindan cuentas.
No podemos tolerar que Irán siga ejecutando a quienes protestan. Que la cifra continúe subiendo mientras el mundo mira hacia otro lado.
Únete ahora y conviértete en parte de la voz que no podrán silenciar.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario