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martes, 19 de agosto de 2025

El imparable descenso de los bautizos en España

 

El imparable descenso de los bautizos en España: ya lo reciben menos del 50% de los bebés


«El porcentaje de bautizados y de niños que hacen la primera comunión ha caído apreciablemente desde hace 50 años en España y sigue a la baja», recoge un trabajo del centro de estudios católico CEU-CEFAS.

José Antonio Naz: «hay que desarrollar y potenciar más las celebraciones civiles de acogida a las nuevas personas que nacen en la localidad. Europa Laica ha propuesto eso en muchos ayuntamientos ofreciendo modelos y éstas ceremonias se están empezando a realizar en los ayuntamientos».

«Un acto tan importante —añade el presidente de Europa Laica— como incorporarse a semejante organización, como a otras, debe realizarse con pleno conocimiento por parte de la persona afectada. Forzar a un menor sin posibilidad de dar su consentimiento debería considerarse una agresión a su derecho reconocido a la libertad de conciencia.

El proceso de secularización iniciado en España hace décadas ha superado la frontera del 50% en lo que respecta a los bautizos y las comuniones católicas. Así lo recoge un informe reciente del centro de estudios católico CEU-CEFAS: «El porcentaje de bebés bautizados y de niños que hacen la primera comunión es menor del 50%, ha caído apreciablemente desde hace 50 años en España, y sigue a la baja». 

«De cara al futuro, como la condición de católico —analiza el trabajo, titulado Demografía de la Iglesia Católica, a las puertas de su tercer milenio— empieza por el bautismo, es muy relevante el porcentaje de recién nacidos que son bautizados». 

«Es igualmente indicativo comparar el número de primeras comuniones con el número de niños de nueve años. En ambos casos, las proporciones serían inferiores al 50%, y claramente a la baja en los últimos años, y mucho más comparadas con las que había hasta hace 40 o 50 años en España», añade el estudio. 

«En contraste, —remacha— de acuerdo con datos del Anuario Pontificio, el 99,4% de los españoles estaban bautizados dentro la Iglesia católica en 1971. Treinta años después, el porcentaje de los recién nacidos que son bautizados había bajado al 72%, y al 55% en 2015«. 

En el año 2020, los bautizos cayeron debido al confinamiento por la covid. En los años siguientes, 2021 y 2022 su número se recuperó, pero siempre por debajo de los datos de 2019, el año anterior. En 2023, una vez superados los efectos de la pandemia, han vuelto a caer, hasta los 152.426, como se puede comprobar en este cuadro.

Para José Antonio Naz, de Europa Laica, «es cierto que cada vez hay menos bautizos, pero no se corresponde con el número de bodas religiosas». El presidente de la asociación laicista lo analiza así: «Si las bodas no llegan al 20%, se deben dar bastantes casos de padres no religiosos que bautizan a sus hijos o hijas por distintas razones, muchas veces por contentar a abuelos o abuelas o porque piensan que es la única forma de celebrar el nacimiento». 

Los católicos son aún mayoría en España, a pesar de estar en un proceso de franco retroceso desde hace décadas. Sin embargo, el informe Laicidad en cifras que cada año elabora la Fundació Ferrer i Guàrdia señala que además se reduce «el número de personas religiosas practicantes: el 63,6% de las personas católicas no son practicantes, cifra que se ha incrementado ligeramente con relación a años anteriores».

Así lo recoge el trabajo de CEU-CEFAS: «Solo una parte bastante minoritaria de los bautizados que hay en España y Europa son católicos practicantes, aunque muchos de ellos sigan siendo cristianos simpatizantes, además de culturales. Y tienden a ser menos cada año. En paralelo a la baja asistencia a misa —aún muy numerosa en términos absolutos, pero escasa en porcentaje de la población y mucho menor que en el pasado—, el desplome de la nupcialidad por la Iglesia o de la natalidad son indicadores claros y profundos de pérdida de religiosidad«. 

«Esto —agrega Naz— nos hace plantear varias cuestiones: una, que hay que desarrollar y potenciar más las celebraciones civiles de acogida a las nuevas personas que nacen en la localidad. Europa Laica ha propuesto eso en muchos ayuntamientos ofreciendo modelos y éstas ceremonias se están empezando a realizar en los ayuntamientos». 

El plan de los obispos

Los datos llevan al estudio de CEU-CEFAS a plantear esta pregunta, que dejan sin responder: «¿Cómo revitalizar demográficamente la Iglesia —tanto en número de fieles como en profundidad de su vivencia religiosa—, especialmente en el contexto europeo y, en particular, en España? Esta cuestión constituye, sin duda, uno de los grandes desafíos para la Iglesia en la actualidad», señala el trabajo.

Público planteó a la Conferencia Episcopal esta cuestión, que preocupa a los obispos. Como causas de este descenso, identifican varias. Por un lado, «la Iglesia en España vive en un contexto de secularización acelerada y creciente, que margina lo religioso del espacio público y lo convierte en una opción minoritaria o privada».

Por otro, «la Iglesia tiene ahora menos capacidad para el anuncio del Evangelio y la celebración cristiana por el descenso del número de vocaciones consagradas a la misión de la Iglesia (sacerdotes y religiosos), lo que es consecuencia de la secularización y, al mismo tiempo, causa de la misma».

Además, sostiene la Conferencia Episcopal, «al mismo tiempo se vive un marcado individualismo, que produce una desafección de los vínculos, de las relaciones, tanto de los vínculos familiares, como de los vínculos de esa familia de familias que es la Iglesia». «Eso —añaden— conlleva una reducción significativa de quienes se acercan a recibir los sacramentos«. 

Esto está vinculado, a juicio de los obispos, a que «en muchas familias se ha debilitado la transmisión de la fe y la celebración sacramental se percibe cada vez menos como algo natural en el ciclo vital» y a que se produce «un aumento de uniones civiles con vínculos menos sólidos y con escasa referencia eclesial o sacramental; y un descenso de la natalidad en general en España, lo cual reduce el número potencial de bautizos».

Contra la caída en los bautizos, la Conferencia Episcopal «no cuenta con un único plan específico, pero la cuestión está integrada en diversas líneas pastorales prioritarias», aseguran a Público. Así, entre otras, están «cuidar especialmente la acogida y el acompañamiento de familias alejadas que, aun sin una práctica habitual, piden el bautismo para sus hijos». También «integrar la pastoral de bautismo, comunión y confirmación dentro de itinerarios completos de iniciación cristiana y no como actos aislados».

Como ejes de actuación, los obispos pretenden fijar a la familia «como sujeto prioritario de evangelización», formar sacerdotes, catequistas y laicos para que «acojan, escuchen y propongan la fe de manera significativa, especialmente a padres jóvenes y familias alejadas», lo que implica, «no dar por supuesta la fe» y, «a través de planes diocesanos y de la acción conjunta de la Iglesia, se quiere hacer visible y propuesta la fe en ambientes descristianizados».

También, expone la Conferencia Episcopal, «animan a los cristianos a la presencia en los lugares donde se realiza el futuro de la sociedad y el bien común: el servicio público, la política, la economía, la educación».

Aumento del ateísmo

«Lejos de reducir la influencia de las religiones en la política, el siglo XXI ha asistido a su radicalización. Como reacción, la intervención de fuerzas religiosas en la política ha provocado un aumento del ateísmo». Así lo analiza el sociólogo de la Universidad Pontificia de Comillas Fernando Vidal Fernández en un documentado trabajo titulado Iglesia católica en España, siglo XXI: ciclos, dimensiones y estructuras y publicado en Ἰlu. Revista de Ciencias de las Religiones, de la Universidad Complutense de Madrid.

«En España, —plantea el sociólogo— el ciclo eclesial sinodal busca superar el ciclo restauracionista, pero la activa presión política, mediática y eclesiástica del integrismo, aunque minoritario, tiene la intención de intimidar y liderar el curso de la Iglesia«. 

Naz, al respecto del bautismo y la comunión, plantea una cuestión, que le parece más «grave e importante»: «La falta de respeto a los derechos humanos de la infancia por parte de su propia familia. Casi nunca se piensa lo que supone introducir a una criatura indefensa en una organización que plantea doctrinas irracionales, anticientíficas, con algunos valores contrarios a la libertad y a los derechos humanos de mujeres, homosexuales, de todas las personas a una muerte digna… «

«Un acto tan importante —añade el presidente de Europa Laica— como incorporarse a semejante organización, como a otras, debe realizarse con pleno conocimiento por parte de la persona afectada. Forzar a un menor sin posibilidad de dar su consentimiento debería considerarse una agresión a su derecho reconocido a la libertad de conciencia. Y, por supuesto, debería ser invalidado hasta que la persona tenga la edad y el razonamiento suficiente para poder elegir libremente. Lo mismo es aplicable a apuntar a las criaturas desde muy pequeños en colegios religiosos, o a apuntarlas a la catequesis de la clase de religión».

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