viernes, 30 de mayo de 2025

Mejorar por ley la comida de los hospitales y las residencias

 

Objetivo: mejorar por ley la comida de los hospitales y las residencias

Los ministerios de Consumo y de Sanidad lanzan una consulta pública antes de redactar un decreto que mejore la calidad nutricional de los menús en hospitales y residencias

Las situaciones de enfermedad y dependencia requieren prestar más atención a la comida; sin embargo, en muchos hospitales y residencias la calidad de los menús que se sirven no está a la altura de las circunstancias. Esto resta calidad de vida, retrasa la recuperación y aumenta el gasto sanitario. Con este diagnóstico como punto de partida, los ministerios de Derechos Sociales y de Sanidad trabajarán de forma conjunta para mejorar, por ley, la calidad nutricional de los platos. De momento, han lanzado una consulta pública para recabar propuestas.

La alimentación está ligada al bienestar y la salud. Seguir una buena dieta no solo aumenta la esperanza de vida: también mejora su calidad. Esto se nota especialmente en los grupos de población más vulnerables que tienen necesidades especiales, como los pacientes hospitalarios y las personas mayores que viven en residencias. 

Desde comida poco apetecible y texturas que no se adecuan a la realidad de los comensales hasta menús mal planificados o desayunos con bollería industrial. El arco de aspectos que se pueden mejorar en los menús de las residencias y los hospitales es amplísimo. 

Algunos, como la presencia de productos azucarados e insanos en desayunos, meriendas y postres, llevan siendo señalados desde hace años por dietistas-nutricionistas y otros profesionales de la salud. Otros, como el descuido en los menús e, incluso, casos de comida que se ha servido en mal estado, han sido denunciados por asociaciones y familiares de personas mayores que viven en residencias.

menús recomendados para personas mayores
Imagen: iStock

La importancia de mejorar los menús

Mejorar la alimentación que se ofrece en los hospitales y las residencias “es un verdadero clamor social”, expuso hace unos días el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy. En su opinión, es “contradictorio que en un lugar al que vamos para ser curados, o porque requerimos cuidados, nos den de comer comida que no cumple unos requisitos mínimos de calidad nutritiva”.

Las declaraciones de Bustinduy tuvieron lugar durante la presentación del nuevo objetivo que ha trazado su ministerio, en colaboración con el de Sanidad: aprobar un real decreto que garantice una dieta saludable y nutritiva para el bienestar de personas dependientes o con necesidades especiales en todos los hospitales y residencias del país. 

“La salud, la dignidad y el cuidado debe comenzar desde la bandeja de comida de un hospital o de una residencia”, agregó la ministra de Sanidad, Mónica García, quien subrayó la importancia de la alimentación para las personas que se encuentran convalecientes o son dependientes. “Tenemos la evidencia de que comer bien, lejos de ser una cuestión accesoria o un lujo, es una necesidad, especialmente cuando se atraviesa una enfermedad o cuando se depende de cuidados en una residencia”, indicó.

Las instituciones públicas y la oferta de alimentos

Residencias, hospitales, colegios… El sector público es responsable de una gran oferta de alimentos y bebidas que se consumen de manera cotidiana por grupos especialmente vulnerables de la población. Por ello, desde el Ministerio de Consumo apuntan que ”es fundamental que este gasto público se realice atendiendo a estándares lo más alto posibles, en base a criterios nutricionales orientados al fomento de una alimentación saludable y sostenible”.

El ejemplo más reciente es el real decreto que se aprobó en abril para mejorar los menús que se sirven en los colegios. Las recomendaciones de cómo debería ser un buen comedor escolar existen desde hace tiempo, pero, como se constató en febrero de este año, más del 20 % no cumplen con los criterios mínimosLa transformación de unas pautas en normas pretende combatir ese problema y garantizar que los niños y niñas tengan, al menos, cinco comidas semanales saludables, con independencia de los recursos de sus familias.

En el caso de las residencias, también hay pautas dietéticas basadas en la evidencia científica. Hace dos años, el Comité Científico de la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) publicó un documento con recomendaciones detalladas para elaborar menús en residencias de mayores y centros de día, y ofrecer «una dieta saludable, sostenible y digna». Sin embargo, como advertía entonces el dietista-nutricionista Juan Revenga, “la alimentación de las personas mayores es la gran ausente de la conversación pública”.

menús residencias de mayores
Imagen: Ramon Ivan Moreno Prieto / iStock

Esto es más acusado cuando las personas están institucionalizadas y no tienen poder real para tomar decisiones sobre su propia alimentación. En estos espacios, la posibilidad de elegir es muy reducida y los menús que se ofrecen no siempre cumplen con algunos criterios básicos, como la adecuación de los platos a las necesidades de los comensales, la variedad o la presencia destacada de alimentos frescos.

Economía de la prevención

En 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamamiento a los gobiernos para que sus políticas promovieran una alimentación saludable en los establecimientos públicos. El objetivo de la OMS era reducir la prevalencia de enfermedades evitables relacionadas con la dieta, que ese año causaron la muerte de más de 43 millones de personas. 

Favorecer estilos de vida saludables tiene un impacto positivo sobre la salud de la población, pero, además, es fuente de ahorro. El informe ‘La pesada carga de la obesidad’, publicado en 2019 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), da cuenta de los beneficios de esta economía de la prevención. En él se desglosa el potencial ahorro en el gasto sanitario y el aumento de la productividad laboral derivados de fomentar mejores hábitos en la población de los países que la conforman.

Aumentar la calidad de los menús, cuidar más su perfil nutricional, quitar productos malsanos de hospitales y residencias e incorporar más dietistas-nutricionistas en estos espacios podrían mejorar la salud de miles de personas, acortar los tiempos de recuperación en el caso de quienes están enfermos y promover el disfrute de la experiencia alimentaria en el caso de las personas mayores que viven en residencias.

Una consulta abierta a toda la ciudadanía

El real decreto para mejorar la oferta alimentaria de estos centros aún no está redactado. En este momento, se ha lanzado una consulta pública abierta a toda la ciudadanía para recabar propuestas. Cualquier persona, institución, colectivo profesional, asociación o usuario de estos servicios puede aportar sus ideas y sugerencias de mejora. Estas propuestas se tendrán en cuenta para redactar el documento.

👉 Las aportaciones a este proyecto se pueden hacer llegar, hasta el 21 de junio de 2025, a través de esta dirección de correo electrónico.

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