Ando escaneando los artículos que sobre muy diversos temas escribí y publiqué, como puede comprobarse con éste, en los últimos años de la década de los noventa del siglo pasado. Aunque han pasado ya veinte años algunos de ellos, aunque ciertamente no los redactaría como lo hice entonces, me parecen de actualidad. Éste sobre los partidos políticos me ha parecido uno de esos temas.
Desde hace tiempo los españoles encuestados situaban a los partidos políticos y a los políticos entre los primeros asuntos de su preocupación.
Transcribo uno de los últimos párrafos del artículo: "Y a pesar de ello, son y seguirán siendo necesarias las iglesias, la judicatura, la empresa y las finanzas, los medios de comunicación ... la actividad política, los partidos políticos y los políticos. Nunca, por supuesto es recomendable arrojar por el desagüe el agua sucia y el bebé que con ella ha sido lavado.
Nuestra Constitución, la de 1978, recogiendo, como en otros muchos puntos, progresistas posicionamientos, constitucionaliza en el Título Preliminar junto a los sindicatos y las organizaciones empresariales (artículo 7) a los partidos políticos y dice de ellos que "expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política". Son estas contundentes afirmaciones el marco teórico en que ha de enmarcarse la reflexión y la crítica a los partidos políticos así como el objetivo a alcanzar con la participación en ellos.
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