El Museo de Cádiz acoge la muestra que resume las razones
de su declaración por la Unesco como Patrimonio Mundial
ANA R.TENORIO.
CÁDIZ. La
importancia de la protección del arte rupestre como manifestación en la que se
encierran las claves de una etapa decisiva en la evolución del ser humano -con
muchos enigmas aún por descifrar- es el objetivo fundamental de la exposición
que desde ayer acoge el Museo de Cádiz, fruto del proyecto que permitió la
inclusión del 'Arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica' en
la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco.
El director
general de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía, Julián Martínez García, y la delegada provincial, Bibiana Aído, así
lo resaltaban en la presentación de la muestra, a la que también asistió la
alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, cuya presencia en el acto ambos
agradecieron.
La exposición resume en 18 paneles el proyecto de
investigación e inventario de 757 yacimientos de pinturas rupestres localizados
en seis comunidades autónomas - Cataluña, Andalucía, Murcia, Aragón, Castilla-La
Mancha y Valencia presentado ante la Unesco, que supuso la última inscripción,
en 1998, en la lista del patrimonio Mundial a favor de conjuntos con pinturas
rupestres, bajo la denominación de 'Arte rupestre del arco mediterráneo en la
península ibérica'.
Julián Martínez García explicó que "ya hacía tiempo
que las pinturas rupestres de Altamira, las primeras que se conocen en todo el
mundo, habían sido incluidas en esta lista, pero se planteaba un reto más
difícil, que era la protección y difusión de una manifestación posterior del
arte rupestre, que se produce seis o siete mil años después, pero que tiene una
significación extraordinaria, ya que corresponde a la época de transición de
estas comunidades prehistóricas de cazadores y recolectores hacia la agricultura
y el sedentarismo".
El hilo conductor de este conjunto de pinturas es el
arte rupestre levantino que se manifiesta en los yacimientos de este arco
mediterráneo, cuya exclusividad, como manifestación cultural única en el mundo,
constituye uno de los motivos fundamentales de su inclusión en la lista del
Patrimonio Mundial por la Unesco. En este arco, desde Cataluña hasta el extremo
oriental de Andalucía -Almería, Granada y Jaén- se conservan un elevado número
de yacimientos arqueológicos que guardan un importante legado de los pobladores
de esa zona desde el paleolítico superior a la protohistoria.
Pero su
especificidad, en el contexto del arte rupestre mundial, viene marcada por la
existencia del arte rupestre levantino, una manifestación cultural única,
representativa de una sociedad prehistórica postpaleolítica. Las características
más destacadas de este arte son su localización en abrigos abiertos al aire y el
estilo naturalista de sus representaciones, que tienen como rasgo esencial la
reproducción de escenas. En ellas hombres y animales forman composiciones de
temática variada: caza, recolección, lucha, y, en menor medida, agrícolas y
ganaderas.
En general, se trata de representaciones de tamaño pequeño y
mediano, realizadas en tintas planas y contorneadas, y con el empleo de una gama
de colores en la que predomina el rojo con diversos matices y, en menor grado,
el blanco y el amarillo. Este arte rupestre levantino convive con otros tipos de
pinturas no naturalistas- el arte esquemático y macroesquemático- y en muchos
casos las diferentes manifestaciones comparten paisaje y los mismos
abrigos.
Los 18 paneles que integran la exposición recogen algunas de las
manifestaciones más destacadas de estos 757 yacimientos, cuyo arco cronológico
abarca desde el sexto a tercer milenio antes de Cristo. En ellos pueden
contemplarse junto a textos explicativos, las fotografías de las pinturas, los
calcos de las mismas que permiten apreciar la definición de su dibujo, así como
la imagen del espacio natural en el que se localizan las mismas.
Este
elemento natural constituye otro de los motivos contemplados por la Unesco para
la inclusión de estos yacimientos en la lista del Patrimonio Mundial, tal y como
resaltaba ayer Julián Martínez: "Las imágenes de estos abrigos que podemos
contemplar en esta exposición tienen el valor añadido de un ámbito natural que
no ha sido transformado, lo que nos ofrece una visión virgen de una cultura
profundamente imbricada y siempre relacionada con la naturaleza. Todos estos
lugares son también grandes obras de la naturaleza donde el hombre transitaba
entre la realidad y la simbología".
Esta situación de las pinturas, en
abrigos y cavidades abiertas al exterior, es también una de las razones de su
gran vulnerabilidad, también considerada en la declaración de la Unesco para
llamar la atención sobre su protección.
(Es ésta una información aparecida en la sección de Cultura del Diario de Cádiz de fecha 19 de septiembre de 2003)
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