(El siguiente texto ha sido copiado del blog Calle Ancha)
Hace unos días se celebró en el Ateneo una reunión para debatir sobre cómo proponer a la UNESCO que se reconozca a Cádiz como ciudad Patrimonio Mundial -lo que antes era Patrimonio de la Humanidad-, y se explicó en la reunión que ya no basta con presentar la propuesta de una ciudad histórica con unas características urbanísticas destacadas, si no que es necesario ligarla a otros elementos, menos materiales, pero significativos. Y en el caso de Cádiz, se podría fundamentar la propuesta en la relación de la influencia de esta ciudad con Iberoamérica, desde la arquitectura y el amurallamiento, hasta la Constitución de 1812.
Y, en este sentido, cabe recordar que ya en el 2010 se dio un pasito.
La Conferencia General de la UNESCO en su reunión celebrada entre los días 6 y 23 de octubre de 2009, reconoció la importancia de la celebración del bicentenario de los procesos de independencia de los países de América Latina y el Caribe, destacando que se trata de un proceso liderado por “ilustres libertadores de este continente, cuyo pensamiento se inspiró en las ideas de los sabios de la Ilustración y de los próceres de otras gestas emancipadoras”, y que siendo la UNESCO “el foro ético y moral del sistema de las Naciones Unidas” promotor de la justicia social, la cultura de paz y la solidaridad entre los pueblos, acogía con satisfacción la celebración de dicho bicentenario “por la trascendencia histórica que trajo consigo la fundación de nuevas repúblicas, la abolición de la esclavitud en el continente y la inclusión de las comunidades negras y pueblos indígenas en las sociedades nacientes”.
Conociendo esta resolución, la Universidad de Cádiz elaboró un informe en mayo de 2010 -en el que tuve el honor de participar-, para proponer a la UNESCO que, considerando la influencia que la Constitución de 1812 tuvo en los proyectos constitucionales y políticos desarrollados en Iberoamérica durante su independencia y la formación de las nuevas naciones americanas, el organismo internacional reconociera la importancia del Bicentenario de la Constitución española de 1812, uniendo esta celebración a la del bicentenario de los procesos de independencia de los países de América Latina y el Caribe. La propuesta de la Universidad de Cádiz fue asumida por el comité ejecutivo de la UNESCO, reforzando así la importancia del Bicentenario de la Constitución gaditana.
Creo que es un argumento más para lograr el reconocimiento de Cádiz como Patrimonio Mundial.
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