Nuevo reglamento LULUCF: la UE quiere usar el potencial de los bosques de absorber dióxido de carbono para luchar contra el cambio climático y compensar el carbono emitido.
La Unión Europea cuenta con 182 millones de hectáreas forestales. En total, los bosques cubren el 43% de la superficie de la Unión, correspondiendo un 70% de ese terreno a siete países europeos (Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Polonia, España y Suecia), lo que significa que las superficies forestales varían considerablemente de unos países a otros.
La aportación de los bosques a los ecosistemas es muy alta: protegen el suelo de la erosión, son parte del ciclo del agua, contribuyen a la biodiversidad siendo el hábitat de numerosas especies y regulan el clima local. Contar con bosques sanos es esencial para luchar contra el cambio climático porque, gracias a la fotosíntesis, toman el dióxido de carbono de la atmósfera y lo transforman en oxígeno, purificando así el aire.
Por todo ello, los diputados europeos quieren que sea obligatorio para los Estados miembros compensar los cambios que hagan en el uso del suelo. Es por ello que actualmente está en discusión la adopción del reglamento sobre el uso del suelo, (LULUCF, en sus siglas en inglés), que implica que una tala de bosques realizada para dedicar más terreno a la agricultura (lo que supone un aumento en las emisiones de efecto invernadero), obligaría a los Estados miembros a compensar dichas emisiones bien plantando nuevos bosques, bien gestionando mejor los que ya existen.
El nuevo reglamento se aplicaría a partir de 2021 y está alineado con los objetivos climáticos pactados en el Acuerdo de París (reducir las emisiones de la UE para 2030 en todos los sectores, al menos un 40% respecto a los niveles de 1990).
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