El muelle fenicio se encontraba en la tercera y desconocida isla de Gadir
- El hallazgo confirma la existencia de la tercera entrada al Canal Bahía-Caleta, así como de la tercera isla importante del archipiélago que podría tratarse de Ínsula Iunonis o de Aphrodisías
Uno de los aspectos más sorprendentes del importante hallazgo del muelle del puerto de Gadir es la constatación de la tercera entrada al Canal Bahía-Caleta o Canal Puerto Chico, de la que ya hablaba el investigador Juan Antonio Fierro en los años 80 y que pone al descubierto un archipiélago con tres islas principales de la antigüedad. Erytheia, Kotinoussa y una tercera en la que se encontraba este puerto y que podría ser la denominada Ínsula Iunonis o Aphrodisías que mencionaba Plinio el viejo.
Este canal secundario dividiría Kotinoussa en dos, "de modo que la complejidad paleotopográfica en aquella época sería mucho mayor de lo que pensamos", explica Juan Miguel Pajuelo, el arqueólogo que junto a Francisco Javier Ramírez -ambos de Tripmilenaria S.L.U.- han llevado la dirección arqueológica.
Este descubrimiento viene a colación de los primeros trabajos del estudio arqueológico paramental para la puesta en valor de la Cueva del Pájaro Azul, en la finca anexa, que fue cuando se llegó a la conclusión de que se trataba de un área de almacenaje construido en torno al XVI y que fue usado hasta la segunda mitad del XVIII. Precisamente en la zona de aljibe de doble cámara del XVIII, en gran parte excavada en la roca natural, "se ve la orientación de esta roca que va en caída hacia lo que es la calle Arquitecto Acero, con lo que confirma que la tercera entrada al canal existía". Es decir, "el canal del que hablaba Ponce en los años 70 y que acababa en Puerto Chico y que después ampliarían Corzo y Ramírez", incide Pajuelo.
Una vez recuperado todo el conjunto de arcos originales del siglo XVI al XVIII que enmarcan las estancias que ocupaba la antigua Taberna Flamenca de la Cueva del Pájaro Azul -en la que se convirtió este antiguo almacén cuando se descubrió en los años 50- pensaron en acceder por la finca anexa y así conservar íntegramente los espacios abovedados. Pero justo localizaron el muelle fenicio, el que terminaba de dar sentido a todo este conjunto, y que llevó a sustituir el proyecto de ascensor por el de un salva escaleras que permitirá visualizar esta importante estructura portuaria.
Pero tal y como indica Juan Miguel Pajuelo, el alcance del descubrimiento no solo se limita al edificio portuario, sino a los rellenos de colmatación del mismo, pues amortizan la estructura al mismo tiempo que ciegan la tercera entrada y el Canal Bahía Caleta de manera parcial. "La amortización de la estructura se constata provisionalmente a finales del siglo III y principios del II a.C., coincidiendo con el final de la Segunda Guerra Púnica que enfrentó a Cartago con Roma y con la llegada de los primeros colonos itálicos a las ciudades fenopúnicas de la Península Ibérica".
Un relleno, añade a modo anecdótico, "que es comparable a los realizados en los años 60 del siglo XX para poder construir la Barriada de la Paz, ganándole espacio a la bahía". Esta ampliación permitiría en época romana ampliar la superficie de la ciudad a costa de la reducción del tamaño del canal, "que en el siglo I d.C. ya sería similar a la descripción de Estrabón en su geografía".
Esto también explicaría que los hallazgos de la casa medieval de Barrocal se encuentren a tres metros por debajo de la Catedral, "porque los musulmanes se meten en el curso del canal de la nueva orilla", puntualiza.
La vida del muelle en pleno conflicto con Roma
Por la época de la que data el muelle del puerto de Gadir (siglo IV al III a. C) debió ser testigo directo de una vida muy azarosa. Protagonista de un trasiego continuo "de gente cargando y descargando mercancías en los barcos y con un tráfico portuario muy denso porque estaban en pleno conflicto con Roma, en el contexto de la segunda guerra púnica", teoriza Pajuelo. Un conflicto que en el caso de Gadir se saldó con el paso de la ciudad de la esfera cartaginesa.
Concretamente hablamos de uno de los cantiles de los muelles de aquel puerto "cuyo tamaño y delimitación se desconoce, como también se desconoce si había puerto militar, como existe en Cartago que, además, es una de las maravillas técnicas y constructivas del mundo antiguo". Lo que sí era probable es que aquí existiera "un gran puerto porque Gadir en esencia es una ciudad marítima y comercial".
Y el muelle que ha emergido en el número 39 de la calle San Juan, a cinco metros de profundidad, "no parece que fuera para grandes barcos, pues las embarcaciones fenicias tampoco lo eran", añade el arqueólogo. Concretamente la estructura localizada cuenta con más de 1.80 metros de alzado y una longitud de más de 5.60 metros de largo, además de una escalera para bajar al agua y de una surtida rampa para varar los barcos, que conectaría con la posible funcionalidad de astilleros de los almacenes aledaños.
En cuanto al perfecto estado de conservación de las cuatro hileras de sillares que conforman esta estructura portuaria aparecida en la finca anexa a de la Cueva del Pájaro Azul, proyecto que promueve Gadium Mercator S.L., el arqueólogo gaditano cuenta que se trata de una construcción fenicio púnica de carácter helenístico, "que se hizo seguramente a final del IV y principios del III con influencia cartaginesa". Concretamente menciona la posibilidad de que fueran "sillares reutilizados de alguna edificación de tipo defensiva o religiosa dada su monumentalidad". Y es que se trata de sillares almohadillados que están recortados en su parte central, cuya fisionomía los encajan directamente en el siglo III, y posiblemente en este tipo de edificios "pues no corresponden al resto de la estructura portuaria por el tallado", especifica.
Gran sorpresa en 20 metros cuadrados
La excavación en esta habitación de apenas 20 metros cuadrados del número 37 de San Juan, la finca anexa a la de la Cueval del Pájaro Azul, ha deparado muchas sorpresas. Un trabajo que se ha realizado a mano y que ha requerido de la supervisión arqueológica continua a cargo de Antonio Rodicio (Deproyectos Estudio) para hacer los anillos perimetrales que permitiera excavar "con total seguridad" a cinco metros bajo tierra.
De estos trabajos se extrae que esta habitación funcionó en los siglos XVIII al XIX como cocina, hallándose tanto un pozo de marea como una pequeña cocina de carbón e incluso una tinaja para el acopio de agua. Estas cocinas se vinculan al edificio actual, construido en el XVIII y bajo ellas fueron apareciendo las diferentes fases de ocupación de los siglos XV y XVI con restos de cimentaciones y restos cerámicos de las diferentes épocas, incluidos islámicos.
Según el informe arqueológico, las estructuras más contundentes son precisamente las de época fenicio púnicas y las de época romano-imperial, reutilizadas las primeras y saqueadas las segundas. De hecho, ha aparecido la cimentación de un gran edificio romano imperial ubicado directamente sobre las estructuras fenicias, "que debió tener cierta monumentalidad por los materiales asociados como estuco en azul egpicio y decoración vegetal".
El general, el conjunto se encuentra muy bien conservado "a pesar de que en el siglo XIX de desmontó parcialmente para la construcción del pozo de marea para la cocina contemporánea". Un pozo que se encuentra entre el muelle y los almacenes o astilleros que se ubicarían en la cueva, pero que no borró la huella del Gadir portuario del que por fin tenemos un pedacito a nuestro alcance.
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