Cuando fui a París por primera vez hace ya unos cuantos años me sorprendió lo limpias que estaban las fachadas de los edificios, tanto de los edificios públicos como de los destinados a viviendas. Comprendí entonces por qué a esta gran ciudad se le reconocía como la "Ciudad de la Luz" aunque esta denominación se deba a otras causas distintas a lo que yo veía.
Movido por la curiosidad pregunté a qué se debía tanta limpieza en las fachadas y tan bien y como recién pintadas. La persona a la que le pregunté me contestó que es que en la ciudad había una norma municipal que obligaba a los propietarios a limpiar sus fachadas cada cierto tiempo y para que cumplieran con más facilidad con esta obligación el Ayuntamiento les ayudaba en esta tarea aportándoles la mano de obra o los materiales necesarios.
Inmediatamente me puse a pensar en cómo la ciudad de Cádiz conocida desde hace siglo como
"la tacita de plata" podría recuperar aquella limpieza y resplandor que la hizo famosa y que hoy lamentablemente la encontramos sucia y abandonada.
Podría intentarse aplicar en Cádiz ese modelo que me explicaron se practicaba en París: el Ayuntamiento podría negociar y convenir con los propietarios de los edificios, los públicos y los privados, los comerciales y los residenciales, la limpieza y pintura de sus fachadas cada cierto tiempo; el Ayuntamiento les facilitaría la mano de obra y los propietarios pondrían los materiales. Las Asociaciones de Vecinos de cada uno de los barrios harían de mediadores entre el gobierno municipal y los propietarios para llegar a una fórmula de acuerdo.
Si se llegara a un acuerdo, la ciudad de Cádiz recobraría, y con verdad, su título de "tacita de plata" por su limpieza además que sería una fuente permanente de creación de empleo local.
¿Alguien se atreverá a coger este reto y llevarlo a la práctica?
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