sábado, 31 de mayo de 2025

Limpiar las cloacas es tarea de la izquierda

 

Limpiar las cloacas es tarea de la izquierda

No se puede redistribuir la riqueza y garantizar la justicia social sin acabar con la corrupción en las fuerzas de seguridad, en la judicatura y en el poder mediático

El mundo es un lugar de enormes desigualdades económicas, y España también lo es. En nuestro país, hay una pequeña minoría de multimillonarios a los que les sobra mucha más riqueza de la que haría falta para sacar por completo de la pobreza a millones de compatriotas. En el siglo XIX quizás no, en otras latitudes hoy en día quizás tampoco, pero en España en 2025 hay suficientes recursos como para que nadie tenga que sufrir carestía económica si la riqueza se reparte mejor, y ni siquiera dejarían de ser ricos los ricos. Seguirían teniendo muchísimo dinero, solo que un poco menos.

Esta desigualdad innecesaria, ineficiente y cruel es quizás el elemento que primero subleva a una persona de izquierdas y la empuja a levantar la voz, a organizarse, a votar, a pelear, a militar. Es lógico que así sea porque que haya gente que pase frío en invierno, que tenga que elegir entre poner la calefacción o llenar la nevera, que viva con angustia permanente por los números rojos en la cuenta bancaria, que sienta la frustración de no poder darle a sus hijos la vida que merecen, que se vea obligada a cuidar a sus mayores perdiendo el empleo y sucumbiendo a una precariedad todavía mayor, o incluso que sea expulsada del mercado inmobiliario y acabe durmiendo en un aeropuerto, todo ello representa un sufrimiento humano que es tangible, inmediato y masivo. Que, además, se produzca mientras unos pocos viajan en avión privado, beben champán a razón de miles de euros la botella o se gastan en unas vacaciones lo mismo que una familia trabajadora en tres vidas produce una indignación insoportable que empuja a la acción.

Esto lleva a que las gentes de izquierdas desarrollen una gran preocupación por temas como los derechos laborales, la sanidad pública, la necesidad de un sistema fiscal redistributivo, el ingreso mínimo vital, el derecho a la vivienda o la economía de los cuidados. Pero ya en las primeras fases de la alfabetización política uno rápidamente llega a la conclusión de que la única forma de poder avanzar hacia la justicia social en todos esos ámbitos pasa por desarrollar también una gran preocupación por el ejercicio y la estructura del poder. Cualquiera que haya intentado producir avances significativos en materia social se ha encontrado inmediatamente con muy serios obstáculos que provienen de la existencia de una gran asimetría en la distribución del poder.

Eso es lo que ha pasado en la última década desde que apareció Podemos en el panorama político

Para mejorar de forma sustancial los derechos laborales, hace falta vencer la resistencia de los grandes empresarios. Para financiar de forma adecuada la sanidad pública, hace falta desprivatizar el sistema y aumentar la presión fiscal sobre las grandes fortunas y las grandes corporaciones. Para garantizar que todo el mundo tiene una vivienda digna, hace falta obligar a los grandes tenedores y rentistas a que hagan cosas que no quieren hacer. Sin embargo y como es obvio, las personas que necesitan derechos laborales, una sanidad pública o un alquiler asequible tienen muchísimo menos poder que aquellos que pretenden seguir aumentando su margen de beneficios con la mercantilización de los derechos y con la extracción masiva de capital desde abajo hacia arriba. Y esta asimetría de poder no se da mayormente de forma directa; no es el dedo del millonario el que aprieta directamente la cabeza del trabajador para que baje la mirada. El poder de las clases pudientes sobre la mayoría trabajadora se ejerce fundamentalmente a través de múltiples y complejas relaciones de colaboración sistémica. No son los ricos los que escriben las leyes que permiten despedir fácilmente a la gente o privatizar la sanidad, son los partidos políticos a su servicio los que lo hacen. No son los ricos los que expulsan a la gente de sus casas, son los jueces y la policía al servicio de las clases pudientes y utilizando las leyes aprobadas por sus brazos parlamentarios. No son tampoco los ricos los que intentan convencer a la población de que es sensato o incluso inevitable proteger sus privilegios, son los medios de comunicación sistémicos los que se ocupan de esa tarea. Y todo esto no es ningún tipo de conspiración; es alineación de intereses de clase. Las cúpulas policiales, judiciales, mediáticas, políticas y económicas esquían en las mismas pistas, comen en los mismos restaurantes, coinciden en las mismas fiestas y casan a sus hijos e hijas entre ellas. Se dan empleos bien pagados mutuamente, se proporcionan oportunidades en red, se garantizan un estilo de vida que en épocas pasadas solamente se podía permitir la nobleza y lo hacen de forma cooperativa.

Si Diario Red puede publicar lo que casi nadie más se atreve, con una línea editorial de izquierdas y todo el rigor periodístico, es gracias al apoyo de nuestros socios y socias.

Este mecanismo funciona siempre y lo hace de una forma muy bien engrasada, pero es cuando ese bloque de poder ve amenazada la posibilidad de seguir manteniendo esa operativa cuando se ven de forma cristalina sus costuras. Eso es lo que ha pasado en la última década desde que apareció Podemos en el panorama político. Una fuerza de izquierdas que vino a redistribuir la riqueza y a garantizar derechos sociales para todos, pero que al mismo tiempo siempre supo y lo dijo abiertamente que, para ello, hacía falta redistribuir el poder. Una fuerza de izquierdas que, desde el principio, dijo que venía a gobernar y que incluyó entre sus filas a militares, a jueces o a guardias civiles. Cuando eso ocurrió, el bloque de poder transicionó del ejercicio asimétrico del poder a la corrupción en el ejercicio del poder.



Eso es la mal llamada 'policía patriótica', eso es la operativa y la impunidad de jueces como García Castellón, Escalonilla o Peinado y eso es el agua fecal desbordándose en el punto final de la cloaca en el tabloide de Eduardo Inda y en las tertulias de Ferreras o Ana Rosa

Que las personas que tienen mucho dinero tengan más poder político que la gente trabajadora —a través de su influencia en los poderes mediáticos y del Estado— ya es una evidente adulteración del principio democrático, pero hay otra vía —quizás más grave aún— de perversión en el ejercicio del poder. En un sistema democrático de derecho, hay determinados actores sobre los que descansan importantes privilegios operativos que el resto de ciudadanos no tienen. Un juez puede obligar a una persona de a pie que confiese quién le ha dado una determinada información; pero un periodista no tiene obligación de contestar al juez ya que las fuentes periodísticas están protegidas. Un ciudadano corriente no tiene el poder de enviar a otro a la cárcel o de obligarlo a comparecer en un juzgado en un día y una hora fijadas; un juez sí tiene ese enorme poder. Nadie más que un agente de las fuerzas de seguridad tiene el poder en nuestro sistema político para detener a alguien por la calle o para intervenir comunicaciones privadas. Todos estos privilegios operativos que se otorgan en un sistema democrático a determinadas personas existen por un único motivo: porque se entiende que son necesarios para garantizar el interés general. Son privilegios graciables que el pueblo soberano otorga a unos pocos para que cumplan una función tasada, sujeta a reglas y a obligaciones y con la brújula del servicio público como principal principio rector. Por eso, cuando un periodista utiliza sus privilegios para difamar a sus adversarios políticos y así intoxicar el proceso democrático, cuando un policía fabrica un informe falso y lo filtra a los medios de comunicación o cuando un juez bordea la prevaricación para generar toneladas de material mediático difamatorio, aunque al final el procedimiento quede en nada, estamos ante gravísimos casos de corrupción en el ejercicio del poder.

Eso es la mal llamada 'policía patriótica', eso es la operativa y la impunidad de jueces como García Castellón, Escalonilla o Peinado y eso es el agua fecal desbordándose en el punto final de la cloaca en el tabloide de Eduardo Inda y en las tertulias de Ferreras o Ana Rosa. Corrupción antidemocrática en el ejercicio del poder que se hace obscenamente visible cuando aparece un movimiento político que desafía de verdad los privilegios de las clases pudientes y sus colaboradores en el seno del poder mediático y de los aparatos del Estado. Por eso la derecha y la extrema derecha abrazan y aplauden sin rubor toda la operativa corrupta y por eso, también, la pata progresista del régimen del 78 no ha hecho absolutamente nada por desmontarla; más bien todo lo contrario. Si todas las semanas vemos informes de la UCO filtrados por algún agente corrupto a los medios de la derecha mediática, si todas las semanas vemos a jueces que se permiten operar políticamente contra el gobierno, es porque Marlaska y Margarita Robles no han hecho nada por limpiar las cloacas desde que llegaron al poder en 2018 y porque el PSOE decidió pactar con el PP para entregar el CGPJ a la derecha judicial.

La tarea de limpiar las cloacas del Estado es de la izquierda que verdaderamente pretende redistribuir la riqueza porque es evidente que no se puede hacer una cosa sin hacer la otra.

La fundación Avanza indica una posición de "ofensiva democrática"

Adoptar una posición de “ofensiva democrática” ante el “tensionamiento brutal” al que “las derechas” están sometiendo la contienda política. Ese es el llamamiento que hace la Fundación Avanza, presidida por el embajador de España ante la OCDE y exdiputado socialista, Manuel Escudero.

Entre otras medidas, la propuesta de la Fundación vinculada al PSOE es que los jueces apliquen más sanciones ante lo que consideran “malas prácticas”. En un documento publicado esta semana señalan que existe “lawfare” contra los adversarios políticos y responsabilizan a la “derecha conservadora”, que “ha optado desde el minuto uno por una batalla desnuda por recobrar el poder y desalojar de él al gobierno progresista por los medios que sean”, denuncian.


Según esta “estrategia”, organizaciones “del más rancio derechismo español” llevan a los tribunales causas “endebles” que son admitidas “con rapidez por algunos jueces” y posteriormente “esparcidas por algunos pseudomedios de comunicación”.

Ante ese panorama descrito, la fundación Avanza, de cuyo patronato forma parte el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, propone “firmeza y contundencia” en la respuesta ante los “desmanes” de la “estrategia antidemocrática de las derechas”. Y señalan que es una disputa que no se puede llevar a cabo solo por el Gobierno y sus partidarios y necesita de la participación de otros actores de la sociedad, por ejemplo los jueces y los periodistas. 

“El establecimiento de nuevos mecanismos eficaces de rendición de cuentas y evaluación del desempeño o sanción de las malas prácticas dentro del sistema judicial español solo lo podrán poner en marcha los jueces y magistrados que quieren preservar el sistema como garante del imperio de la ley democrática”, sostienen.

Fachada del instituto Columela

 


Feria del Libro de Madrid.


 

viernes, 30 de mayo de 2025

La trama de adjudicaciones opacas en la Xunta de Galicia de Feijoo

 La trama de adjudicaciones opacas en la Xunta de Galicia vuelve a poner en evidencia el uso clientelar de los recursos públicos por parte del Partido Popular.

Según ha revelado Público, el Gobierno de Alfonso Rueda ocultó a la comisión parlamentaria que investiga los contratos a empresas afines al PP más de un millar de adjudicaciones concedidas a Eulen, el grupo empresarial vinculado a la hermana de Alberto Núñez Feijóo. En lugar de los 1.566 contratos que se conocen, sólo se entregaron 433 a la investigación parlamentaria.

La falta de transparencia no es un error administrativo, sino un escándalo político que expone cómo el PP utiliza las instituciones para beneficiar a su cúpula y su entorno.

 Este caso refleja un modus operandi donde el acceso privilegiado a contratos públicos se convierte en una herramienta de enriquecimiento y consolidación de poder. La negativa del PP a aportar la documentación completa muestra una clara voluntad de ocultar información a la ciudadanía.

El Grupo Eulen, que ha sido favorecido en repetidas ocasiones por la administración gallega, también ha recibido adjudicaciones millonarias en otras comunidades donde gobierna la derecha. Este tipo de prácticas, lejos de ser aisladas, responden a un patrón histórico de nepotismo y favoritismo empresarial en la gestión del PP. La pregunta es inevitable: ¿cuánto dinero público ha ido a parar a los bolsillos de los allegados del partido mientras se desmantelan los servicios esenciales para la ciudadanía?

Mientras Feijóo sigue exigiendo regeneración democrática en Madrid, la sombra de la corrupción sigue acechando su gestión en Galicia. No es un caso aislado, es un modelo de gobierno basado en el ocultamiento y la protección de intereses privados. Si el PP no tiene nada que esconder, que entregue todos los contratos.

La regeneración democrática no puede ser solo un eslogan vacío. Galicia merece respuestas, y sobre todo, justicia.


Charla - coloquio con corresponsables de gueraa.


 

Poesías de los niños de Jerez pàra los niños de Gaza.

 

Una poesía para recordar a 

Palestina en las fiestas 

escolares de graduación 

de Jerez



Nana de guerra, una de las poesías elegidas

Mi ciudad está triste
El día en que conocimos la muerte y la traición,
se hizo atrás la marea,
las ventanas del cielo se cerraron,
y la ciudad contuvo sus alientos.
El día del repliegue de las olas; el día
en que la pasión abominable se destapara el rostro,
se redujo a cenizas la esperanza,
y mi triste ciudad se asfixió
al tragarse la pena.
Sin ecos y sin rastros,
los niños, las canciones, se perdieron.
Desnuda, con los pies ensangrentados,
la tristeza se arrastra en mi ciudad;
el silencio domina mi ciudad,
un silencio plantado como monte,
oscuro como noche;
un terrible silencio, que transporta
el peso de la muerte y la derrota.
¡Ay, mi triste ciudad enmudecida!
¿Pueden así quemarse los frutos y las mieses,
en tiempo de cosecha?
¡Doloroso final del recorrido!

Suheir Hammad. Poetisa palestina.





¿Está calando el genocidio de Gaza en la conciencia europea?

 

¿Está calando el genocidio de Gaza en la conciencia europea?

Pretender que el pueblo palestino haga cola armónicamente para recibir los dones del amigo americano-israelí es despreciar la complejidad de su sociedad


Se cumplen 600 días desde que Israel lanzó su campaña genocida sobre Gaza. Los misiles, los tanques, los drones y los francotiradores no han sido suficiente munición. Tampoco ha bastado el desplazamiento forzoso de la población, más de dos millones de personas baqueteadas de un lado a otro de la Franja. Esta misma semana, la escritora Neama Hassan contaba que era la undécima ocasión en que su familia cambiaba de refugio. Y que sus hijas habían conseguido salvar la albahaca. Las niñas sonreían con el tiesto en las manos.

Esta humanidad resiliente es la que Israel busca aniquilar. El bloqueo del acceso de la ayuda humanitaria desde hace 80 días, una semana antes de la ruptura del alto el fuego, ha provocado una situación de hambruna y enfermedad. Países tan remisos a cualquier condena a Israel como Francia, el Reino Unido e Italia, han alzado la voz esta vez. Pero también esto entraba en el guion israelí. Desde noviembre, mucho antes de la tregua y su ruptura, Israel venía planeando la transformación de la ayuda humanitaria, no ya del hambre, en un arma de guerra. Con lo que nunca ha contado Israel, por supuesto, es con la humanidad de los palestinos, es más, con su conciencia de sujetos políticos.

La privatización y militarización de la ayuda a través de la empresa Fundación Humanitaria de Gaza degrada a los palestinos a la condición de rebaño enjaulado, y pone de manifiesto el fondo colonialista del proyecto sionista que sustenta a los partidos en el Gobierno de Israel. La politización del reparto de víveres resulta de por sí humillante y una burla del sistema de Naciones Unidas.

Pretender que el pueblo palestino haga cola armónicamente para recibir los dones del amigo americano-israelí es despreciar la complejidad de la sociedad palestina. Es pretender que los palestinos sean víctimas perfectas, parafraseando al poeta Mohamed El-Kurd. Precisamente estos días se recuerda la fundación, hace 61 años, de la Organización para la Liberación de Palestina, hasta la fecha la única representante legítima del pueblo palestino (y no la Autoridad Nacional Palestina ni Hamás). La revolución, la resistencia, las negociaciones y la resiliencia forman parte de la memoria viva palestina. La historia no se borra de la noche a la mañana, como pretenden Netanyahu o Trump.

Hace 20 años, en mayo de 2005, la sociedad civil palestina llamó a la sociedad civil internacional al BDS, el Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel para poner fin a la ocupación y el apartheid. Jamás se pensó que este movimiento pacífico y civil, surgido a imitación del sudafricano, hubiera de afrontar un genocidio. Ha sido necesario el de Gaza para que planteamientos análogos hayan calado en los Estados y hoy oigamos al ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, hablar sin tapujos de “sancionar” a colonos, “dejar de vender” armas a Israel y “suspender” el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea e Israel.

Albares insiste en la solución de los dos Estados como “la única solución”. En esto, España también debería ser pionera y preguntar a los palestinos cómo conciben ellos su autodeterminación. Ahmad Aboul Gheit, secretario general de la Liga Árabe, que ha asistido estos días a las reuniones del Grupo Madrid, ha dado algunas pistas al incluir en el capítulo de las soluciones tanto los dos Estados como un único Estado, Palestina-Israel.

Luz Gómez es catedrática de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid. Su último libro es Palestina: heredar el futuro (Catarata, 2024).

Nuestra salud depende del barrio en el que vivimos

Nuestra salud depende del barrio en el que vivimos




 Al entrar en Barcelona por el sur, tras dejar la autopista AP-7 y tomar la Ronda de Dalt, el primer barrio que aparece es Pedralbes, mientras que el último antes de salir hacia el norte es Vallbona.

A pesar de que la distancia entre ambos es de solo 14 kilómetros, en 2022 la esperanza de vida al nacer en Pedralbes alcanzó los 87,67 años, frente a los 77,66 años en Vallbona. Esta diferencia equivale a una reducción de ocho meses y medio de vida por cada kilómetro recorrido hacia el norte.

Figura 1.- Esperanza de vida al nacer en 2022 (en años). Barrios de. Barcelona. Fuente: Oficina Municipal de Dades. Ajuntament de Barcelona. Esperança de vida en nèixer [en Catalán]

Salta a la vista que, en una ciudad como Barcelona, la esperanza de vida no se distribuye ni mucho menos de manera uniforme: es más alta en los barrios del suroeste, y más baja en los del noroeste y sureste.

Estas disparidades reflejan lo que se conoce como desigualdades en salud, es decir, variaciones en aspectos de la salud —en este caso, la esperanza de vida— entre grupos poblacionales definidos por factores sociales, económicos, demográficos o geográficos.

La renta, un factor de peso

No estamos ante desigualdades aleatorias. Si analizamos la renta disponible de los hogares per cápita por barrio. vemos que, mientras en Pedralbes asciende a 35 205,1 €, en Vallbona es de apenas 12 637,0 €. Es decir, casi tres veces menor. En general, los barrios con mayores ingresos presentan una esperanza de vida más elevada.

Figura 2.- Renta disponible de los hogares per càpita (en €). Barrios de Barcelona. Fuente: Oficina Municipal de Dades. Ajuntament de Barcelona. Esperança de vida en nèixer [en Catalán]

Para que una disparidad en salud sea considerada una desigualdad socioeconómica (health inequalities, en inglés), deben cumplirse dos condiciones: que sea socialmente injusta y que sea potencialmente evitable. En este caso, que los residentes de un barrio con mayor renta vivan más años no es justo, y podría mitigarse con medidas adecuadas.

No consuma noticias, entiéndalas.

¿Qué otros elementos influyen?

Además de la renta, otros factores contextuales vinculados al territorio –en este caso, el barrio– influyen en la salud, independientemente de las características individuales.

Entre ellos encontramos el acceso a los servicios sanitarios ( más limitado para las personas con menos recursos); las condiciones de vida (calidad de la vivienda, acceso a agua potable, saneamiento o exposición a la contaminación atmosférica y acústica); la disponibilidad de alimentos saludables; las oportunidades de empleo y educación y el diseño urbano.

Estos factores interactúan entre sí. Por ejemplo, las condiciones medioambientales pueden agravar las desigualdades socioeconómicas en salud de dos maneras. Por un lado, existe una exposición diferencial: los grupos económicamente más desfavorecidos suelen estar más expuestos a problemas ambientales, como la contaminación del aire. Por otro lado, los efectos adversos para la salud derivados de estos problemas afectan con mayor intensidad a las personas en situación de vulnerabilidad económica. Es lo que se conoce como susceptibilidad diferencial.

También la salud de ve mermada

Más allá de afectar a la esperanza de vida, estas desigualdades se extienden a casi todas las enfermedades. Un ejemplo paradigmático lo encontramos en la pandemia de covid-19

Un estudio en Cataluña reveló que, en las áreas básicas de salud de la comunidad, las zonas con menor nivel socioeconómico registraron mayores tasas de incidencia, hospitalización y mortalidad por covid-19, así como una menor cobertura vacunal. Los investigadores sugieren que las desigualdades en la vacunación podrían deberse a barreras estructurales, como la falta de acceso a información o dificultades logísticas, incluyendo problemas de transporte o para gestionar citas.

Por otro lado, el aumento del riesgo de muerte fue mayor en las provincias españolas con más desigualdad en la renta.

Además, la pandemia exacerbó las disparidades socioeconómicas en mortalidad, introdujo diferencias de género (con un mayor impacto en las mujeres) y tanto en enfermedades cardiovasculares como en alzhéimer se observaron variaciones significativas entre provincias según su nivel de desigualdad.

Intervención de las administraciones

Afortunadamente, todas estas desigualdades pueden reducirse mediante políticas públicas efectivas. Entre ellas, destacan las medidas macroeconómicas, como la redistribución de ingresos a través de impuestos o subsidios, la reducción del desempleo y la inversión en infraestructuras sanitarias y de transporte.

También son clave la mejora de las condiciones laborales y de vivienda, las intervenciones para reducir factores de riesgo conductuales (como el tabaquismo) y las acciones dentro del sistema sanitario para garantizar un acceso equitativo a la salud.

Qué partido en ESpaña es más corrupto?

  ENCUESTA: ¿Qué partido en España es más corrupto?  Partido Popular 81%  PSOE 17%  Vox 1%  Otro 1% Han votado  3290 Gracias por participar!